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Contacto - Carl Sagan

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CAPÍTULO SEIS

Palimpsesto

Y si los guardianes no son felices, ¿quién más lo puede ser?

ARISTÓTELES

La Política, Libro 2, Capítulo 5

Cuando el avión alcanzaba y a la altitud de crucero y Albuquerque había

quedado a más de ciento cincuenta kilómetros atrás, Ellie reparó en un cartoncito

blanco con letras azules que le habían abrochado en el sobre de su billete aéreo.

Decía, en el mismo lenguaje que advertía desde su primer viaje en avión, « Este

no es el talón para equipaje de que habla el artículo 4 de la Convención de

Varsovia» . ¿Por qué a todas las líneas aéreas, se preguntó, les preocupaba que los

pasajeros pudieran confundir ese cartoncito con un talón de la Convención de

Varsovia? Además, ¿qué era un talón de la Convención de Varsovia? ¿Por qué

nunca había visto uno? ¿Dónde los ocultaban? En algún olvidado episodio de la

historia de la aviación, alguna empresa aérea desatenta debió haberse olvidado

de imprimir esa advertencia en rectángulos de cartón, fue demandada

judicialmente y llevada a la quiebra por pasajeros indignados, convencidos

erróneamente de que eso era un talón para la Convención de Varsovia. Era

indudable que debía de haber motivos financieros que avalaban esa preocupación

mundial respecto de cuáles pedazos de cartón no se describen en la Convención

de Varsovia. Qué distinto sería, pensó, que semejante cantidad de líneas impresas

se hubiera dedicado a algo más útil, como por ejemplo la historia de la

exploración del mundo, ciertos casos fortuitos de la ciencia, o incluso la cifra

promedio de kilómetros por pasajero hasta que el avión se estrellara. Si ella

hubiera aceptado el avión militar que le ofreció Der Heer, habría tenido otras

asociaciones casuales, pero eso quizás habría conducido a una eventual

militarización del proy ecto. Por eso prefirió viajar en un vuelo comercial.

Valerian había cerrado los ojos apenas terminó de ubicarse en el asiento

contiguo. No les corría prisa alguna, incluso luego de terminar con los detalles de

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