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Los Cinco salieron felices, saludando efusivamente a los compañeros que
habían ay udado a construir y accionar la Máquina. Los técnicos japoneses les
dieron la bienvenida, y los funcionarios del Proy ecto se acercaron a recibirlos.
Devi le comentó en voz baja a Ellie:
—Me da la impresión de que todos tienen puesta la misma ropa que ay er.
Fíjate en la corbata horrible de Peter Valerian.
—Es vieja y la lleva todo el tiempo porque se la regaló su mujer. —Los
relojes indicaban las tres y veinte. La puesta en funcionamiento había tenido
lugar la tarde anterior, a eso de las tres, de modo que la ausencia había durado
poco más de veinticuatro…
—¿Qué día es hoy ? —preguntó, y todos la miraron con cara de extrañeza.
Algo pasaba—. Peter, por Dios, ¿qué día es?
—¿Qué quieres decir? Es hoy, viernes 31 de diciembre de 1999, víspera de
Año Nuevo. ¿Eso querías saber? ¿Te sucede algo, Ellie?
Vay gay le anunciaba a Arkhangelsky que iba a relatarle la experiencia desde
el principio, pero sólo después de conseguir un cigarrillo. Directivos del Proy ecto
y representantes del Consorcio Mundial convergían hacia ellos. En medio del
gentío, vio que Der Heer se abría paso para aproximarse.
—Desde tu perspectiva, ¿qué fue lo que ocurrió? —le preguntó por fin,
cuando lo tuvo cerca.
—Nada. Funcionó el sistema de vacío, los benzels giraron a gran velocidad
logrando acumular una enorme carga eléctrica, se alcanzó la velocidad
estipulada, y luego hubo una contramarcha.
—¿Qué es eso de la « contramarcha» ?
—Los benzels aminoraron la velocidad y se disipó la energía. El sistema se
represurizó, los benzels se detuvieron y luego salisteis. Todo el asunto duró unos
veinte minutos, y no pudimos hablar con vosotros mientras giraban los benzels.
¿Tuvisteis alguna experiencia en particular?
Ellie se rio.
—Ya verás, Ken, lo que voy a contarte.
Se invitó al personal del proyecto a una fiesta para festejar la puesta en
funcionamiento de la Máquina y la llegada del trascendental Año Nuevo. Ellie y
sus compañeros de viaje no concurrieron. En los canales de televisión abundaban
las celebraciones, desfiles, exposiciones, secuencias retrospectivas, pronósticos y
discursos optimistas que pronunciaba la clase dirigente del país. Ellie alcanzó a
escuchar unas palabras del abad Utsumi, tan beatíficas como de costumbre. Sin
embargo, ella no podía perder el tiempo. Analizando los fragmentos del relato de
cada uno de los Cinco, el Directorio del Proy ecto llegó a la conclusión de que
algo había fallado. Rápidamente se apartó a los tripulantes de la multitud de
funcionarios oficiales y del Consorcio, con el fin de someterlos a un
interrogatorio preliminar, y se les explicó que, por razones de prudencia, se