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Contacto - Carl Sagan

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el país.

En respuesta a preguntas que se le formulaban, Vay gay sostenía que la

revolución húngara de 1956 había sido organizada por criptofascistas, y que a la

Primavera de Praga de 1968 la habían programado dirigentes no representativos,

opositores del socialismo. Sin embargo, añadía, si esas explicaciones no eran

correctas, si se había tratado de verdaderos levantamientos populares, entonces

su país había cometido un error al sofocarlos. Respecto al tema de Afganistán, ni

siquiera se tomó el trabajo de citar las justificaciones oficiales. En una ocasión en

que Ellie fue a visitarlo a su instituto, quiso mostrarle su radio de onda corta, en la

que había marcado las frecuencias correspondientes a Londres, París y

Washington, en prolijos caracteres cirílicos. Tenía la libertad, comentó, de

escuchar la propaganda tendenciosa de todas las naciones.

Hubo una época en que muchos de sus colegas adoptaron la retórica nacional

en lo concerniente al peligro amarillo. « Imagínese toda la frontera entre China y

la Unión Soviética, ocupada por soldados chinos, hombro a hombro, un ejército

invasor» , dijo uno de ellos, desafiando el poder de imaginación de Ellie. « Con la

tasa de natalidad que tienen los chinos actualmente, ¿cuánto tiempo pasaría antes

de que cruzaran todos la frontera?» . La respuesta fue una extraña mezcla de

funestos presagios y gozo por la matemática. « Nunca» . El hecho de apostar

tantos soldados chinos en la frontera —explicó Lunacharsky— implicaría reducir

automáticamente la tasa de natalidad; por ende, sus cálculos estaban

equivocados. Lo dijo de tal modo que dio la impresión de que su posición

contraria se debía al uso impropio de los modelos matemáticos, pero todos

captaron su intención. En la peor época de tensión chino-soviética, jamás se dejó

arrastrar por criterios paranoicos ni racistas.

A Ellie le fascinaban los samovares y comprendía por qué los rusos eran tan

afectos a ellos. Tenía la sensación de que el Lunakhod, el exitoso vehículo lunar

soviético con aspecto de bañera sobre ruedas, utilizaba cierta tecnología de

samovar. En una ocasión Vay gay la llevó a ver una reproducción del Lunakhod

que se exhibía en un parque de las afueras de Moscú. Allí, junto a un edificio

destinado a la exposición de productos de la República Autónoma de Tadjikistan,

había un enorme salón lleno de reproducciones de vehículos espaciales civiles. El

Sputnik 1, la primera nave espacial orbital; el Sputnik 2, la primera nave que

transportó a un animal, la perra Laika, que murió en el espacio; el Luna 2, la

primera nave espacial en llegar a otro cuerpo celeste; el Luna 3, la primera nave

espacial que fotografió el sector más lejano de la Luna; el Venera 7, la primera

nave que aterrizó en otro planeta, y el Vostok 1, la primera nave tripulada por el

héroe de la Unión Soviética, el cosmonauta Yury A. Gagarin, para realizar un

vuelo orbital alrededor de la Tierra. Fuera, los niños trepaban a las aletas

semejantes a toboganes, de un cohete de lanzamiento, con sus hermosos rizos y

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