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proseguiremos con el bloque siguiente, que también se repite. La repetición de los
bloques probablemente tenga por objeto reducir al mínimo los errores de
transmisión. Ellos deben de considerar muy importante que recibamos
exactamente lo que quieren comunicarnos. A cada uno de esos bloques vamos a
llamarlo página. Argos está recibiendo varias decenas de páginas al día, pero no
sabemos de qué tratan. No son un simple código visual como el mensaje de las
Olimpíadas sino que hay aquí algo mucho más profundo y rico. Por primera vez
parece ser información que ellos han producido. La única clave que tenemos
hasta ahora es que las páginas están numeradas. Al comienzo de cada página
aparece un número de aritmética binaria. ¿Ven ése de ahí? Y cada vez que llega
otro par de páginas idénticas, viene con el siguiente número en orden ascendente.
En este momento estamos en la página… 10.413. Es un libro voluminoso.
Haciendo los correspondientes cálculos, el mensaje debe de haber empezado
hace alrededor de tres meses. Hemos tenido suerte de haber empezado a
detectarlo tan pronto.
—Yo tenía razón, ¿verdad? —Kitz se inclinó sobre la mesa para hablarle a
Der Heer—. No es la clase de mensaje que podríamos pasarle a los japoneses,
los chinos o los rusos, ¿no?
—¿Va a ser fácil descifrarlo? —preguntó la Presidenta.
—Desde luego, pondremos nuestro máximo empeño. También sería
conveniente que colaborara la Agencia Nacional de Seguridad. No obstante, y o
supongo que, sin una explicación de Vega, sin una cartilla de instrucciones, no
vamos a adelantar mucho. Obviamente no parece escrito en inglés, en alemán ni
en ningún idioma de la Tierra. Tenemos esperanzas de que el Mensaje concluy a
tal vez en la página 20.000 o 30.000 y vuelva a comenzar, para que podamos
completar las partes que nos faltan. A lo mejor antes de repetirse el Mensaje
entero, vienen algunas instrucciones para comprenderlo cabalmente…
—Con su permiso, señora Presidenta…
—Señora Presidenta, éste es el doctor Peter Valerian, del Instituto de
Tecnología de California, uno de los pioneros en este campo.
—Adelante, doctor Valerian.
—El mensaje ha sido enviado intencionadamente. Ellos saben que estamos
aquí. Por la transmisión de 1936 que interceptaron, tienen alguna idea de nuestra
tecnología, de nuestro grado de inteligencia. No se tomarían todo este trabajo si
no desearan que entendiéramos el Mensaje. En alguna parte de ese Mensaje
debe de haber una clave que nos ay ude a decodificarlo. Sólo es cuestión de
almacenar la totalidad de los datos y analizarlos con mucho cuidado.
—¿De qué supone usted que trata el Mensaje?
—Imposible saberlo, señora. Sólo puedo repetirle lo expresado por la doctora
Arroway: se trata de un Mensaje complejo. La civilización transmisora está
ansiosa de que lo recibamos. Quizá no sea más que un pequeño volumen de la