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televisivos de años anteriores. En la segunda mitad del programa se analizaba
punto por punto la desinformación de la primera parte, y la obstinada credulidad
de las agencias de noticias hacia todo lo que afirmara cualquier gobierno, por
más que no hubiera fundamentos que lo avalaran. Otros programas del mismo
estilo eran Promesas, Promesas —dedicado a repasar todas las promesas de
campaña electoral no cumplidas, en el plano local y nacional—, y Engaños y
Estafas, una emisión semanal que tenía por fin echar por tierra los mitos y
prejuicios de may or difusión. Al ver la fecha que figuraba al pie de la pantalla, 5
de agosto de 1964, una oleada de recuerdos —nostalgia no era la palabra
indicada— de sus épocas de secundaria se abatió sobre ella.
Siguió cambiando los canales y así se topó con una clase de cocina oriental; la
propaganda del primer robot para uso doméstico, producido por Cibernética
Hadden; un programa de noticias y comentarios en idioma ruso, auspiciado por
la embajada soviética; varias frecuencias destinadas a los niños; el canal de la
matemática exhibía en ese momento el nuevo curso de geometría analítica de
Cornell; el canal local de las propiedades inmobiliarias y varias execrables
telenovelas, hasta que llegó a los canales religiosos en los que, con sostenido
entusiasmo, se debatía el tema del Mensaje.
En todo el país había aumentado notablemente la concurrencia a las iglesias.
En opinión de Ellie, el Mensaje era una suerte de espejo en el cual cada persona
veía confirmadas, o desafiadas, sus creencias. Se lo consideraba una
reivindicación de doctrinas escatológicas y apocalípticas, mutuamente
excluyentes. En Perú, Argelia, México, Zimbabwe y el Ecuador, se llevaban a
cabo serias discusiones públicas acerca de si las civilizaciones progenitoras
procedían del espacio; dichas ideas eran atacadas por los colonialistas. Los
católicos discutían sobre el estado de gracia extraterrestre. Los protestantes
mencionaban posibles misiones anteriores de Cristo a los planetas cercanos, y por
supuesto un regreso a la Tierra. A los musulmanes les preocupaba que el
Mensaje pudiera contravenir el mandamiento que prohibía las imágenes
esculpidas. En Kuwait surgió un hombre que afirmaba ser el Imán Oculto de los
shiítas. Los hebreos jasidistas se dejaron atrapar por el fervor mesiánico. En otras
congregaciones de judíos ortodoxos hubo un repentino resurgimiento del interés
por Astruc, un fanático temeroso de que el conocimiento pudiese minar la fe, que
en 1305 logró que el rabino de Barcelona prohibiera a los menores de veinticinco
años estudiar ciencia o filosofía, bajo pena de excomunión. Similares corrientes
se advertían en el Islam. Un filósofo tesalonicense, de nombre Nicholas
Poly demos, concitaba atención con argumentos en pro de lo que él denominaba
la « reunificación» de las religiones, gobiernos y pueblos del mundo. Los
adversarios comenzaron a dudar del « re» .
Los que creían en los OVNIS organizaron vigilias durante las veinticuatro
horas del día en la base de Brooks de la Fuerza Aérea, cerca de San Antonio,