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manchas solares y un atisbo, una sombra de parte de la materia de ring plane.
Dejó la cámara, estiró un brazo con la palma de la mano hacia afuera para
cubrir sólo el disco de Vega, y tuvo la satisfacción de ver una corona brillante
alrededor de la estrella que antes no había podido vislumbrar debido al
resplandor.
Con la mano aún tendida, examinó el anillo de materia que rodeaba la
estrella. La naturaleza del sistema de Vega había sido objeto de discusión en el
mundo entero desde que se recibió el Mensaje con los números primos. Por
representar a la comunidad astronómica del planeta Tierra, deseó no estar
cometiendo ningún error grave. Filmó todo en vídeo con diferentes aberturas de
foco y velocidades. Habían emergido casi en el ring plane mismo, en una brecha
circunstelar carente de residuos. El anillo era sumamente delgado si se lo
comparaba con sus amplias dimensiones laterales. Ellie percibió leves
gradaciones de color, pero ninguna de las partículas individuales de los anillos. Si
se asemejaban a los anillos de Saturno, una partícula de pocos metros de
diámetro sería gigantesca. A lo mejor los anillos de Vega estaban compuestos de
motas de polvo, terrones de roca, fragmentos de hielo.
Se volvió para mirar el sitio donde habían emergido y sólo vio un campo
negro, una negrura circular, más negra que el terciopelo o que el cielo nocturno,
que eclipsaba un sector del anillo de Vega que, de no haber quedado oculto por
esa sombría aparición, sería claramente visible. Escudriñando en forma
minuciosa por la lente creyó ver unos débiles destellos irregulares que procedían
del centro mismo. ¿Sería luz proveniente de la Tierra? Del otro lado de esa
negrura total se hallaba Hokkaido.
¿Dónde estarán los planetas? Exploró el ring plane con el objetivo de larga
distancia focal en busca de algún planeta o al menos del sitio de residencia de los
seres que habían transmitido el Mensaje. Procuraba localizar un mundo cuya
influencia gravitacional hubiera despejado el polvo estelar, pero no divisó nada.
—¿No encuentras planetas? —preguntó Xi.
—Ninguno. Alcanzo a ver la cola de algunos cometas grandes en las
inmediaciones, pero nada que se parezca a un planeta. Debe de haber millones
de anillos separados, y me da la impresión de que están constituidos por
desechos. El agujero negro parece haber despejado una enorme brecha en los
anillos, y es precisamente en ese sitio donde nos encontramos ahora, orbitando
lentamente alrededor de Vega. El sistema es muy joven —unos pocos cientos de
millones de años—, y para algunos astrónomos es demasiado pronto como para
que se hay an formado planetas. Pero si no, ¿de dónde provenían las
transmisiones?
—A lo mejor esto no es Vega —sugirió Vaygay—. Puede que la señal de
radio proceda de Vega, pero que el túnel conduzca al sistema de otra estrella.
—Quizá, pero me llama la atención la coincidencia de que esa otra estrella