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Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

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CIUDADES, PUEBLOS Y PAISAJES<br />

Si eran gemelas, como dicen, no sería la más pequeña, sino tal<br />

vez la última en nacer. Parece un poco extraño que en tan remotos<br />

tiempos sin implantes, transplantes, probetas y <strong>de</strong>más puñetas,<br />

pudieran criarse nueve hermosas niñas sin tener un ligero tropiezo,<br />

pero fueran medias, o mejor «nonagésimas», o fueran <strong>de</strong> diversas<br />

eda<strong>de</strong>s, la cuestión es que su padre Catelio, más que por este<br />

nombre, merecería ser llamado Catenazo porque mató a todas las<br />

hijas menos a Liberata o Librada, que según indica su nombre fue<br />

la única que se libró o liberó <strong><strong>de</strong>l</strong> martirio.<br />

Este dato me inclina a pensar que no eran gemelas, sino que<br />

Liberata por tener más experiencia, fuerza o picardía, se supo escapar;<br />

si hubieran sido todas <strong>de</strong> la misma edad, hubiera sido fácil que<br />

alguna más se fugara. ¿Dón<strong>de</strong> fue a parar Liberata? Explican los<br />

hagiógrafos que Liberata se refugió en un <strong>de</strong>sierto para hacer vida<br />

<strong>de</strong> oración. No me extraña que santa Quiteria, imitando el ejemplo<br />

<strong>de</strong> su hermana, quisiera que su ermita la colocaran en otro <strong>de</strong>sierto,<br />

en la sierra <strong>de</strong> Tardienta. Subí hace poco tiempo a vuestra sierra y<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> recorrer caminos y caminos, solo pu<strong>de</strong> ver conejos y cuervos<br />

como ese que acompañaba a san Antón en el <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> Tebaida.<br />

Quedaba en pie alguna pari<strong>de</strong>ra, pero otras eran lamentables<br />

recuerdos <strong>de</strong> cuando aquellos montañeses, que sabían hablar en<br />

aragonés, «pajentaban as suyas obellas y crabas». Las balsas estaban<br />

secas, pero vi una excavadora que estaba ahondando una <strong>de</strong> ellas<br />

con el fin <strong>de</strong> prepararla para recibir el agua, que va erosionando<br />

aquellos tozales cuando cae el cielo, aunque daba la impresión <strong>de</strong><br />

que esos tozales <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>n más piedras que agua.<br />

Al fin encontré un pastor <strong>de</strong> Tardienta cuidando su ganado; le<br />

pregunté que con quién hablaba y me contestó, con mucha filosofía,<br />

que como no podía hacerlo con personas, porque «no en<br />

había», lo había intentado con los conejos y los cuervos, y a estos<br />

últimos no podía sacarlos <strong><strong>de</strong>l</strong> cuá-cuá-cuá.<br />

Me confesó que a última hora había llegado a la conclusión <strong>de</strong><br />

que solo podía hablar con Dios. Nuestro Señor no le hacía mucho<br />

caso porque no le mandaba la lluvia cuando la necesitaba, pero él<br />

podía quejarse como Cristo cuando al Padre le <strong>de</strong>cía: «Pase <strong>de</strong> mí<br />

este cáliz». Por otra parte a los <strong><strong>de</strong>l</strong> Gobierno ni podía pedirles, porque<br />

no gobiernan el tiempo, ni podía quejárseles, porque Madrid<br />

está muy lejos <strong>de</strong> la pari<strong>de</strong>ra.<br />

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