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Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

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RETABLO DEL ALTO ARAGÓN<br />

64<br />

Nuestro car<strong>de</strong>nal<br />

«¡Va a venir el Car<strong>de</strong>nal!, ¿no lo sabías?», y te lo <strong>de</strong>cían con la<br />

alegría y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que tú participaras también en esa venida,<br />

como cuando han visto que las alondras se acercan a los pastores y<br />

se suben a una rama alta, signos inequívocos <strong>de</strong> que va a venir la<br />

lluvia.<br />

La lluvia es algo fresco que reconforta las raíces y las ramas y las<br />

hojas y las flores <strong>de</strong> las plantas, pero hay una lluvia paralela que<br />

reconforta los espíritus <strong>de</strong> las buenas gentes («Rorate Coeli <strong>de</strong> super<br />

et nubes pluant justum»). Hay sequía en las almas y en las tierras y<br />

como el agua llama al agua, salen (o ¿salían?) los pueblos en rogativas<br />

para que los cielos rodaran o redolaran allá arriba y las nubes<br />

llovieran sobre el justo y sobre el pecador. El sacerdote asperjaba<br />

las tierras con el agua <strong><strong>de</strong>l</strong> hisopo y clamaba: «Asperges me et mundabor,<br />

lavabis me et super nivem <strong>de</strong>albabor». A veces la tierra se lavaba y<br />

los trigos se ponían más ver<strong>de</strong>s y las almas se ponían más blancas.<br />

Ha llegado el Car<strong>de</strong>nal a celebrar la misa en la iglesia <strong>de</strong> María<br />

Auxiliadora y Madre <strong>de</strong> los Salesianos y <strong>de</strong> todos; esperamos que<br />

salga el celebrante revestido <strong>de</strong> púrpuras, pero aparece como un<br />

párroco sencillo <strong>de</strong> pueblo con casulla blanca; al llegar al presbiterio<br />

ha tomado el hisopo y recorriendo el pasillo central nos ha<br />

asperjado a sus gentes, a aquellas gentes con las que se siente gozoso.<br />

Algunos, entre los asistentes, nos hemos acordado <strong>de</strong> cuando<br />

hace muchos años, en la parroquia <strong>de</strong> Siétamo, era él el portador<br />

<strong>de</strong> la cubeta <strong><strong>de</strong>l</strong> agua bendita cuando el párroco subía al cerro <strong>de</strong><br />

San Pedro Mártir acompañado por el pueblo, por las buenas gentes,<br />

a aspergear los términos <strong><strong>de</strong>l</strong> monte. ¿Cómo no te has <strong>de</strong> encontrar<br />

feliz con unas gentes limpias como la nieve que cita la oración<br />

y en una tierra, la suya, escasa en agua, pero que tú se la llevabas<br />

bendita?<br />

Después <strong>de</strong> la misa, en el Teatro Salesiano, se ha rendido homenaje<br />

a cuatro antiguos alumnos en un clima <strong>de</strong> sencillez, sin protocolo,<br />

en el que no importaba que uno <strong>de</strong> los homenajeados,<br />

fuera car<strong>de</strong>nal, que otro hubiera sido ministro, otro redactor jefe<br />

<strong>de</strong> una conocida revista y por fin que el cuarto fuera impresor,<br />

todos ellos con arte u oficio, lo importante era «un vibrar <strong>de</strong> corazones»<br />

que se percibía en el ambiente <strong>de</strong> la Fiesta <strong>de</strong> la Unión. En

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