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Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

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RETABLO DEL ALTO ARAGÓN<br />

252<br />

alguien me volviera a la realidad. Fui al teléfono pero no había tal<br />

aparato, que se me antojó un puente más necesario que el <strong><strong>de</strong>l</strong> río,<br />

porque supongo que aquel que yo iba a hacer habría que levantarlo<br />

sobre un río, no en la Plaza Mayor. Ese puente telefónico<br />

quizá haría <strong>de</strong>saparecer algún Macondo.<br />

1986<br />

<strong>Retablo</strong> literario<br />

<strong>de</strong> doña Ana Abarca <strong>de</strong> Bolea<br />

Comenta Riley en su obra Teoría <strong>de</strong> la novela en Cervantes que<br />

«para Robortelli y los comentaristas posteriores, los hombres<br />

“mejores” <strong>de</strong> que habla Aristóteles eran los mejores tanto por su<br />

posición social como por la moralidad. Con una absoluta falta <strong>de</strong><br />

realismo se creía que la virtud, la sabiduría, los buenos modales y<br />

la belleza se hallaban encarnados en las personas <strong>de</strong> rango y fortuna,<br />

en tanto que las <strong>de</strong>ficiencias correspondientes se daban tan<br />

solo en las clases sociales inferiores», pero doña Ana Abarca <strong>de</strong><br />

Bolea, como no podía ser menos, no ve en tal afirmación un juicio<br />

justo, e incluso el mismo Riley, coinci<strong>de</strong> con ella, cuando afirma<br />

que «estas valoraciones a un tiempo sociales y literarias [...] se vieron<br />

totalmente alteradas con la aparición <strong><strong>de</strong>l</strong> Cristianismo que<br />

enseñaba [...] que los más humil<strong>de</strong>s eran los más altos y que todos<br />

los seres humanos eran iguales espiritualmente, sin reparar en sus<br />

diferencias materiales».<br />

Ana Abarca <strong>de</strong> Bolea era una autodidacta que, habiendo nacido<br />

en Zaragoza en 1602, como <strong>de</strong>mostró la doctora Angelines<br />

Campo, vivió en el castillo-palacio <strong>de</strong> Siétamo solo hasta los tres<br />

años, mandándola sus padres a educar a la escuela monacal <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

monasterio <strong>de</strong> Casbas. Allí se hizo una mujer docta y no profesó<br />

hasta los veintidós años (1624). Llegó a ser aba<strong>de</strong>sa <strong><strong>de</strong>l</strong> monasterio<br />

(<strong>de</strong> 1672 a 1676), tocándole pasar malas épocas, en una <strong>de</strong> las que<br />

las invadió la pobreza y en otras la guerra contra los franceses, que<br />

la hicieron ir a refugiarse a Zaragoza.<br />

Con frecuencia iba a Huesca, don<strong>de</strong> vivían los familiares <strong>de</strong> su<br />

querida sobrina Francisca Bernarda Abarca <strong>de</strong> Vilanova, que<br />

consiguió que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muchos años se publicara su obra La<br />

Vigilia y octavario <strong>de</strong> San Juan Baptista. Sintió siempre un amor y

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