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Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

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RETABLO DEL ALTO ARAGÓN<br />

26<br />

casi nada resta por hacer». Gracián ha ganado la fama entre los<br />

hombres sabios, pues sus escritos son difíciles <strong>de</strong> leer pero, como<br />

don Antonio vivía entre las gentes trabajadoras <strong>de</strong> los campos,<br />

pensaba constantemente asuntos que interesaban a esos hombres,<br />

siempre relacionados con las Ciencias Naturales porque como dice<br />

Botella: «Los hombres <strong>de</strong> hoy tenemos una visión falseada <strong>de</strong> la<br />

naturaleza. No vivimos inmersos en ella sino en ciuda<strong>de</strong>s que nos<br />

enajenan». Entre otros pensamientos trajo a Almudévar la técnica<br />

<strong>de</strong> volcar carros, que había aprendido con su padre en Chimillas.<br />

Con esta aventura <strong>de</strong> volcar carros, divertía a la gente y pensaba<br />

en la ley <strong>de</strong> la gravedad, a la que había vencido.<br />

Es que don Antonio iba mucho a Almudévar, pues, como he<br />

dicho, su padre cuando hacía los pantanos, sentía la inquietud <strong>de</strong><br />

utilizarlos y así lo hizo con la finca que compró en Almudévar, que<br />

la puso en riego con mulas y con algunos tractores <strong>de</strong> esos, que<br />

aunque entonces fueran nuevos, ahora los llamamos viejos. De los<br />

arados dice: «En aquellos momentos no se encontraban arados<br />

bisurcos o trisurcos reversibles, indispensables para labrar un<br />

tablar <strong><strong>de</strong>l</strong> regadío sin <strong>de</strong>snivelarlo. Me parecía que empleando discos<br />

en vez <strong>de</strong> rejas se podrían obtener arados reversibles, sencillos,<br />

baratos y ligeros. Después <strong>de</strong> muchos dibujos y cálculos, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />

una pequeña maqueta, tenía listo el proyecto en casa <strong><strong>de</strong>l</strong> herrero.<br />

Poco <strong>de</strong>spués, ¡oh, <strong>de</strong>sencanto!, lo encontré a la venta, en mo<strong><strong>de</strong>l</strong>os<br />

casi exactos al por mí diseñado, en una casa <strong>de</strong> maquinaria... Aquel<br />

arado fue uno <strong>de</strong> tantos fracasos que he tenido entre mis “inventos”».<br />

Los experimentos ya eran afición <strong>de</strong> su padre pues a una<br />

galera <strong>de</strong> mulas, para aliviarles el esfuerzo a esos animales, le puso<br />

una vela marinera, que en esos días <strong>de</strong> fuerte cierzo que sopla en<br />

el pueblo parece que aliviaba algo a los animales, hasta que un día<br />

la galera volcó.<br />

Estando una noche cenando don Antonio en la Posada <strong>de</strong><br />

Almudévar, entraron dos mozos <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo <strong>de</strong> los que trabajaban<br />

con él, para ver si les podía hacer el favor <strong>de</strong> bulcar un carro. Les<br />

dijo: «Esperad un momento a que acabe <strong>de</strong> cenar y ya voy». Bajó<br />

luego y había un círculo <strong>de</strong> mozos <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo y algunos forasteros,<br />

que estaban expectantes para ver el milagro. Cogió luego el carro<br />

por los radios <strong>de</strong> la rueda y lo <strong>de</strong>squilibró con facilidad. Se lo agra<strong>de</strong>cieron<br />

mucho y se repartieron el dinero que habían ganado en

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