10.05.2013 Views

Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

TEMAS VARIADOS<br />

comarca, don<strong>de</strong> conocían a la gente, y su mayor placer era hacer<br />

mal a los <strong>de</strong> su tierra, igual que ahora en Huesca admiramos a los<br />

forasteros y odiamos «cordialmente» a nuestros convecinos. Repito<br />

que aquellas brujas no necesitaban escoba y se convertían en ágiles<br />

gatos negros que se <strong>de</strong>splazaban fácilmente por la redolada.<br />

Un cazador <strong>de</strong> Sieso caminaba por el monte, pero aquel día<br />

en lugar <strong>de</strong> ver perdices, conejos o liebres, fue algo insólito lo<br />

que divisaron sus ojos: sobre una piedra que marcaba la divisoria<br />

entre dos campos se encontraba toda la ropa que una mujer <strong>de</strong><br />

principios <strong>de</strong> siglo necesitaba para encontrarse bien arropada.<br />

Por su mente pasó el leve encanto <strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong> ver un<br />

bello cuerpo <strong>de</strong> mujer, ocasión tan difícil en unos tiempos en que<br />

el sol no era buscado para broncear los cuerpos, sino rechazado<br />

por las mujeres, que tenían a gala para su piel conservarla blanca<br />

como la leche. Pasó también por su imaginación la sospecha <strong>de</strong><br />

un crimen ritual, pero no <strong>de</strong>scubrió señales <strong>de</strong> sangre en las<br />

ropas <strong>de</strong> la víctima.<br />

Optó el cazador por escon<strong>de</strong>rse en una espesa mata <strong>de</strong> carrascas<br />

y esperar a la mujer, que necesariamente tenía que llegar a vestirse.<br />

Así obtendría, por un lado, el placer <strong>de</strong> contemplar lo que<br />

nunca había visto y, lo que era más importante entre los habitantes<br />

<strong>de</strong> los pueblos, saber quién era la <strong>de</strong>scocada, para correr a contárselo<br />

a sus convecinos. No es esta última apreciación peyorativa o<br />

una censura dirigida a los pueblerinos, pues hoy día conozco a<br />

caballeros ciudadanos y mo<strong>de</strong>rnos que dicen «¿De qué me sirve<br />

yacer con la señora marquesa, si no se enteran todos que he yacido<br />

con la señora marquesa?». Pero volvamos al caso que nos ocupa;<br />

el hombre seguía esperando y, estrujando su sesera, pensó en que<br />

tal vez las brujas anduviesen por medio.<br />

Si el hecho hubiera tenido lugar en China durante los próximos<br />

años pasados, el protagonista hubiera acudido al Libro Rojo<br />

<strong>de</strong> Mao para buscar luz; si hubiera ocurrido ahora en el Irán, tal<br />

vez se acordara <strong><strong>de</strong>l</strong> Corán, y si aquí y ahora, hubiera recurrido a<br />

un libro que habla <strong>de</strong> un dogma materialista y que por los resultados<br />

que da, se saca la conclusión <strong>de</strong> que para todo vale y para<br />

nada aprovecha.<br />

Nuestro hombre, en cambio, se había acordado <strong><strong>de</strong>l</strong> libro <strong>de</strong> san<br />

Cipriano, que aunque no lo poseía, había oído hablar mucho <strong>de</strong> su<br />

443

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!