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Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

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RETABLO DEL ALTO ARAGÓN<br />

344<br />

Hay una canción que revela la dureza <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> aquellos<br />

molineros que en ellos trabajaban, pero aña<strong>de</strong> al final un consuelo<br />

que a alguno le parecerá tal vez grosero y dice así: «Qué polvo<br />

tiene el camino, qué polvo tiene el molino, qué polvo la molinera».<br />

El camino tenía el <strong>de</strong>sagradable polvo que, con los carros y con los<br />

burros que llevaban la carga a moler y la sacaban en forma <strong>de</strong> harina,<br />

se levantaba; el polvo <strong><strong>de</strong>l</strong> molino ya era distinto, pues era el<br />

polvo <strong>de</strong> la harina más agradable, aunque a los molineros les produciría<br />

la tos. ¡Ay, moli, molinera, cuánto tenías que trabajar para<br />

dar <strong>de</strong> comer a los molineros y tal vez consolar a alguno <strong>de</strong> ellos!<br />

He estado hablando con el hijo <strong>de</strong> un molinero, a saber <strong>de</strong><br />

Jesús Ferrando Adé, que nació en el molino <strong>de</strong> Siétamo, y su padre<br />

estuvo en él durante unos cuarenta años, pero a los trece años <strong>de</strong><br />

su edad se fue a trabajar al molino <strong>de</strong> Pertusa, dirigido por un<br />

hombre <strong><strong>de</strong>l</strong> que exclamó al nombrar a su dueño: «¡Era un Porta,<br />

un auténtico Porta!». Efectivamente que era un Porta, un hombre<br />

artesano cuyos antepasados es posible que vinieran <strong>de</strong> Francia y en<br />

Huesca llevaron molinos en el Alcanadre, allá en Abiego y en el<br />

Flumen, y un molinero <strong>de</strong> Siétamo se casó con una Porta y estuvo<br />

durante muchos años moliendo en el molino <strong>de</strong> la Santeta, y<br />

todavía muelen los Porta a nivel industrial en Huesca <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haber molido en las orillas <strong><strong>de</strong>l</strong> río Flumen.<br />

Los Porta son casi todos ellos <strong>de</strong> una gran humanidad, pero el<br />

<strong>de</strong> Pertusa a todos los ganó, porque medía <strong>de</strong> un hombro a otro<br />

un metro y diez centímetros. Su voz no era recia sino más bien fina<br />

y cuando llegaban los burros con su carga al molino, no querían<br />

entrar asustados por el ruido que producía el roce <strong>de</strong> las piedras<br />

molineras y él les <strong>de</strong>cía: «¡Mozetas, <strong>de</strong>jad el burro!», lo <strong>de</strong>jaban y a<br />

continuación lo cogía con sus talegas y todo, metiéndole el brazo<br />

por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tripa y lo introducía <strong>de</strong>ntro <strong><strong>de</strong>l</strong> portal. El pobre<br />

zagal <strong>de</strong> Blecua, a saber Jesús Ferrando, en cambio no podía ni<br />

levantar la silla <strong><strong>de</strong>l</strong> gran molinero, ya que esta <strong>de</strong>bía ser <strong>de</strong> carrasca,<br />

como era su cama, según me dijo el que también durante otros<br />

cuarenta años fue molinero en Siétamo y que se llama Avelino<br />

Zamora.<br />

La molinera tenía también que trabajar y cuando llegaban los<br />

domingos les <strong>de</strong>cía a los trabajadores: «Si queréis comer huevos fritos,<br />

primero tenéis que limpiar el gallinero y <strong>de</strong>spués ir a misa».

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