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Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

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TEMAS VARIADOS<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong>ante a las diarias puestas <strong><strong>de</strong>l</strong> sol, que le producían cierta envidia<br />

porque in<strong>de</strong>fectiblemente, cada tar<strong>de</strong> el sol cumplía su ciclo y<br />

él tenía que esperar muchos ciclos, día tras día. Y como sabía que<br />

él tenía cortado su ciclo esperaba y esperaba el fin <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo.<br />

En verano se asaba como una momia en el <strong>de</strong>sierto y en invierno<br />

se helaba a trozos, que se iban <strong>de</strong>sprendiendo <strong>de</strong> los pies y que<br />

él mismo ayudaba a que cayeran al corral, don<strong>de</strong> las gallinas<br />

acudían presurosas a picar, para <strong>de</strong>spués poner huevos <strong>de</strong> los que<br />

saldrían pollitos que darían continuidad al mítico ciclo, <strong><strong>de</strong>l</strong> que la<br />

gente se sigue preguntando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace siglos si fue primero la<br />

gallina o el huevo.<br />

Algún familiar suyo le llevaba todos los días la comida y se la<br />

subía por la escalera <strong>de</strong> mano y se la alcanzaba al que estaba esperando<br />

su fin.<br />

Amanda, la digna <strong>de</strong> ser amada, entre tanto, tomando entre las<br />

piernas el mundillo, hacía encaje <strong>de</strong> bolillos y con ese encaje jugaba<br />

el gato y lo arrastraba por la escalera <strong>de</strong> la casa hasta la gatera<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> portal; por allí empezó a asomar la tira <strong><strong>de</strong>l</strong> encaje <strong>de</strong> bolillos y<br />

otros gatos lo arrastraron por las calles y caminos hasta que las<br />

picarazas lo enredaron en un zarzal <strong>de</strong> moras. Tenía la buena<br />

Amanda los ojos almendrados y <strong>de</strong> tanto lanzar palillos a los lados<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> mundillo y seguirlos con la vista, se le iban almendrando cada<br />

vez más, hasta que llegaron a parecer los ojos <strong>de</strong> una bordadora<br />

china.<br />

En febrero, cuando florecían los almendros, a Úrbez le <strong>de</strong>jaban<br />

<strong>de</strong> caer trozos <strong>de</strong> su amor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cañizo y los dos miraban la flor,<br />

cuyo aroma les aproximaba el viento. Entonces se producía el<br />

milagro <strong>de</strong> unos ojos almendrados que parecían sonreír a la flor,<br />

que cumplía su ciclo, y el prodigio <strong>de</strong> una momia que aspiraba el<br />

olor <strong>de</strong> un ciclo vegetal.<br />

La espera, por unos días, se convertía en esperanza.<br />

La Cofradía <strong><strong>de</strong>l</strong> Santo Cáliz<br />

Por la ruta ciclista, paralela a la Alameda por un lado y el río<br />

Isuela por el otro, frente a la iglesia <strong>de</strong> San Miguel Arcángel y al<br />

puente colgante más antiguo <strong>de</strong> España, <strong>de</strong> 1912, se escuchaban el<br />

sábado antes <strong>de</strong> Semana Santa sonidos <strong>de</strong> tambores.<br />

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