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Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

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RETABLO DEL ALTO ARAGÓN<br />

76<br />

Un siglo <strong>de</strong> edad<br />

Va a cumplir cien años <strong>de</strong> edad un señor que nació el día 2 <strong>de</strong><br />

octubre <strong><strong>de</strong>l</strong> año 1903 en el antiguo pueblo <strong>de</strong> Salinas <strong>de</strong> Jaca, que<br />

ya no existe. Vive con su hijo Sebastián, casado con Josefina Sistac,<br />

en la villa <strong>de</strong> Siétamo. Se trata <strong>de</strong> don Sebastián Grasa Estallo, que<br />

se casó con doña Eugenia Casasús, que murió a los noventa y tres<br />

años el año 2000 y con ella tuvo cuatro hijas y tres hijos, que le han<br />

dado varios biznietos.<br />

Es su vida una historia <strong><strong>de</strong>l</strong> siglo XX, que en el año 1985 me<br />

escribió en un cua<strong>de</strong>rno, que todavía conservo. Recuerda «que a<br />

los tres años ya fui a la escuela, don<strong>de</strong> aprendí mis primeras letras<br />

junto a otros compañeros <strong>de</strong> mi edad [...] con un maestro que se<br />

llamaba don Manuel Villa», que era <strong>de</strong> Antillón. Cuando les iba a<br />

revisar sus escritos «allí te quiero, ¡morena! [...] nos mandaba alargar<br />

la mano, que a veces la retirábamos antes <strong>de</strong> llegar el golpe [...]<br />

era un buen señor y un buen maestro, tanto fue así, que como dice<br />

el dicho, lo bueno dura poco, no estuvo mucho tiempo en Salinas;<br />

ahora que yo también fui poco a la escuela porque a los seis años<br />

o quizá antes, ya marché a cuidar ganado». En una <strong>de</strong> esas activida<strong>de</strong>s,<br />

le tocó cuidar un par <strong>de</strong> bueyes <strong>de</strong> su padre «hasta que un<br />

día fui a darles <strong>de</strong> comer, me cogió uno <strong>de</strong> ellos con un cuerno,<br />

metido entre piernas, me tiró hasta arriba, hasta los ma<strong>de</strong>ros... y<br />

salí <strong><strong>de</strong>l</strong> apuro como Dios quiso; en fin que no me mataron <strong>de</strong><br />

casualidad». Se lamenta <strong>de</strong> que siempre estaba solo por corrales y<br />

pari<strong>de</strong>ras, no como otros compañeros «que se juntaban más y se<br />

divertían».<br />

En cierta ocasión, aprovechándose <strong>de</strong> su soledad y <strong>de</strong> su sueño,<br />

cuatro mozos <strong>de</strong> Fuencal<strong>de</strong>ras, entraron en el corral y se llevaron<br />

cuatro pollos para atracarse con ellos, ya que eran las fiestas <strong>de</strong> su<br />

pueblo.<br />

«Así pasé yendo por los montes <strong>de</strong> esta manera hasta los trece<br />

años... en que me llevaron a servir a Sadaba <strong>de</strong> “repatán”. Iba a<br />

ganar cincuenta céntimos diarios, un kilo <strong>de</strong> pan también diario y<br />

un kilo <strong>de</strong> sebo al mes».<br />

Pero la bebida en ocasiones era también muy mala, como la que<br />

le dieron ciertos pastores, riéndose <strong>de</strong> él, ya que era simplemente<br />

agua <strong>de</strong> una balsa casi seca que estaba llena <strong>de</strong> gusanos; la lanzó

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