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Retablo del Alto Aragón - Instituto de Estudios Altoaragoneses

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COSTUMBRES Y LENGUA ARAGONESA<br />

los cristianos <strong><strong>de</strong>l</strong> Valle <strong><strong>de</strong>l</strong> Ebro. A San Juan <strong>de</strong> la Peña vinieron a<br />

gozar <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong> los cristianos y acudieron <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Zaragoza,<br />

entre otros muchos los jóvenes Félix y Voto. Así como hubo templos<br />

<strong>de</strong> la Naturaleza, atendidos por las brujas, en Agüero está la<br />

bella parroquia, con el sonido <strong>de</strong> su órgano, y «el influjo clásico se<br />

nota también en la arquitectura y en la escultura románicas <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

<strong>Alto</strong> <strong>Aragón</strong>: San Juan <strong>de</strong> la Peña, Loarre, Agüero, con la preciosa<br />

aunque ignorada iglesia <strong>de</strong> Santiago, que inicia la transición al<br />

ojival» (don Ricardo <strong><strong>de</strong>l</strong> Arco).<br />

El historiador Carlos Laliena a este propósito escribe: «Bajo la<br />

protección carolingia y <strong>de</strong> jefes indígenas <strong>de</strong>votos <strong>de</strong> los monarcas<br />

carolingios, se instalaron (hombres y mujeres) <strong>de</strong>s<strong>de</strong> finales <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

siglo VIII en los valles altos <strong><strong>de</strong>l</strong> Pirineo, en los que predominaban<br />

grupos étnicos <strong>de</strong> difícil filiación, que parecen <strong>de</strong> tipo vascónico,<br />

gentes <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia meridional que huían <strong>de</strong> la islamización <strong>de</strong><br />

la región <strong><strong>de</strong>l</strong> Ebro». No parece tan difícil la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> los<br />

vascos en nuestra tierra pues basta ver los apellidos Garasa, Sarasa<br />

y, por ejemplo, las osquetas <strong>de</strong> la sierra <strong>de</strong> Santo Domingo y las que<br />

los gana<strong>de</strong>ros abren en las orejas <strong>de</strong> sus ovejas. La osqueta <strong>de</strong> mis<br />

ovejas se abría hacia atrás, en la oreja izquierda.<br />

Bajo el dominio <strong>de</strong> los con<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> la iglesia y <strong>de</strong> los campesinos<br />

libres, trabajaban los siervos campesinos, a los que llamaban «mezquinos»,<br />

lo que hace pensar que no es extraño que aquellas ignorantes<br />

gentes conservaran restos <strong>de</strong> sus religiones primitivas y se<br />

creyese entre ellos en las brujas.<br />

De esas brujerías me siguió contando el señor Sebastián multitud<br />

<strong>de</strong> anécdotas; una <strong>de</strong> ellas la narraba así: «Una vez había ido<br />

una mujer <strong>de</strong> Salinas a Longás a darle el “mal” a otra mujer y para<br />

ello parece ser que hizo una metamorfosis, es <strong>de</strong>cir, que se <strong>de</strong>snudó<br />

y se transformó en gato, cuando otras lo hacían en perros, y<br />

marchó a cumplir su propósito. Esta mujer <strong>de</strong>jó sus ropas y sayas<br />

recogidas <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> una mata pero el cura <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo <strong>de</strong> Salinas,<br />

que iba por los campos leyendo el breviario, vio esas ropas <strong>de</strong> la<br />

mujer y adivinó lo que estaba haciendo alguna bruja; entonces<br />

<strong>de</strong>positó su breviario sobre dicha ropa y esperó su vuelta. Cuando<br />

se presentó por allí un gato, lo observó y, al darse cuenta la mujer<br />

convertida en gato <strong>de</strong> que encima <strong>de</strong> sus ropas estaba el libro sagrado,<br />

gritó: “¡Quite ese libro <strong>de</strong> allí!”. El cura no quiso quitarlo,<br />

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