Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

130 Entre Pasados y Presentes II
lacustre sugiere que es poco probable la existencia de contextos arqueológicos
con alta integridad (Fiebel 2001; Will y Clark 1996). De singular importancia, en
este sentido, son los procesos que actúan modelando la morfología de costa a
partir del aporte, erosión y redistribución de sedimentos, entre ellos: el oleaje,
las corrientes, el flujo unidireccional de río u arroyos, el tipo de sedimento de
costa, el viento y, puede mencionarse también, el hielo. Las fluctuaciones en los
niveles de los lagos, con eventos sucesivos de exposición y subemergencia de
los sedimentos costeros, suelen actuar acelerando e intensificando estos procesos.
A la vez, estos fenómenos oscilatorios disparan paralelamente una serie de
mecanismos erosivos y depositacionales distintivos sobre los sedimentos de
costa (Fiebel 2001; Welch 1952).
Todos estos procesos son propios de la dinámica de comportamiento de un
lago, no obstante esto, los materiales arqueológicos que son introducidos a través
de cualquier forma de depositación en la zona de costa se integran a la dinámica
natural del sistema costero como una partícula más dentro de la matriz
sedimentaria. Por lo cual, cualquiera de los procesos mencionados que opere
sobre el conjunto de sedimentos afectará de igual manera a los materiales naturales
y los culturales (Fiebel 2001; Will y Clark 1996).
A partir de la dinámica del fenómeno de endicamiento y su ritmo intermitente
fueron reconocidas al menos tres situaciones o tendencias regionales diferenciales
en cuanto a procesos de formación postdepositacionales actuantes en
la región (García et al. 1999). Cada una de estas situaciones presenta un correlato
espacial específico –es decir, zonas identificables– que está dado por el
alcance de las inundaciones ocasionadas por el glaciar Perito Moreno (Pafundi
2006). En primer lugar, se encuentran los materiales líticos ubicados en la línea
de oleaje o tan cercanos a ella como para ser afectados por las fluctuaciones
periódicas y estacionales de los cuerpos lacustres que componen al Sistema
Lacustre –lo que denominaremos, macrozona 1–. En segundo lugar, se encuentran
aquellos materiales líticos dispuestos a una distancia considerable de la
línea de costa pero dentro de la cuenca inundable de los endicamientos (macrozona
2). Por último, están aquellos materiales líticos que están ubicados fuera
del alcance de las inundaciones (macrozona 3).
Vistas desde una escala amplia de análisis, estas tendencias regionales se presentan
en un continuum espacial que, en conjunto, configura los procesos de formación
postdepositacionales que actúan en la región del Sistema Lacustre. Pero
vistas en una escala más pequeña, en cada una de estas situaciones, los agentes
–p.e. agua, viento– participan diferencialmente en la formación del registro
arqueológico. Esta participación diferencial está principalmente determinada
por la disponibilidad de agua, esto es, la mayor o menor cercanía de un espacio
al cuerpo de agua. Por lo tanto, los materiales comprendidos en la macrozona 3
son afectados exclusivamente por la acción del viento, mientras que aquellos
localizados en la macrozona 2 están sometidos, además, a la acción del agua
pero en menor frecuencia que los materiales arqueológicos ubicados en la
macrozona 1. En este trabajo nos interesa explorar particularmente los efectos
arqueológicos de la segunda de las situaciones planteadas –macrozona 2 o