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Dos sitios del norte de Tierra del Fuego “sondeados” con GPR… | Fernando C. Santiago 175
profundamente en la tierra que las que poseen componentes de mayor frecuencia
o menor longitud de onda. Por el contrario, las de mayor frecuencia permiten
una mayor resolución y por tanto detectar objetos de menor tamaño. Como
consiguiente existe un compromiso entre profundidad de penetración y resolución.
En general las frecuencias utilizadas para arqueología se encuentran en la
zona de las microondas, cubriendo un espectro entre 200 MHz y 1,5 GHz.
Debido a la existencia de múltiples objetos detectados en el medio que se está
analizando, generalmente no deseados y además desconocidos, los resultados
obtenidos en las primeras mediciones distan mucho de ser fácilmente interpretables.
De hecho este es un gran problema con el que se encuentra el usuario de
un GPR ya que para obtener una información lo más “limpia” y fiable posible se
hace necesario recurrir a complejos tratamientos de la señal recolectada por el
GPR en el laboratorio.
Metodología
El georadar utilizado en estos “sondeos” es el SIR 3000 –Subsurface Interface
Radar– de la empresa GSSI (Figura 4). Una de las variables más importantes de
las prospecciones con GPR es la selección de antenas con la frecuencia de funcionamiento
correcta para la profundidad deseada y la resolución de las características
del objetivo (Conyers 2004). Las frecuencias más comunes para los
usos arqueológicos se extienden a partir de 200 a 1500 megaciclos; la de mejor
resolución para detectar estructuras o ítems arqueológicos es la antena de 400
Mhz (DaSilva Cesar et al. 2001; Persson y Olofsson 2004; Vadis et al. 2005; Whiting
et al. 2001). Es por esta razón que se utilizó la antena de 400 Mhz en las
prospecciones. Las reflexiones de radar fueron tomadas a 60 nanosegundos, con
una constante dieléctrica de 8 –que es la apropiada para suelos y sedimentos no
saturados en agua– (GSSI 2004).
Para realizar el trabajo en el campo, cada sitio a estudiar se dividió en una o
más grillas de prospección. En cada uno, la grilla fue examinada tomando lecturas
en intervalos regulares a lo largo de transectas periódicamente espaciadas.
Se utilizaron cuerdas y estacas para marcar intervalos regulares entre transectas
–el intervalo fue de 0,50 m– (Figura 4) y la posición del aparato a lo largo de las
mismas. Las sucesivas transectas fueron prospectadas siguiendo una misma
dirección, hasta recorrer toda la grilla. El valor y la posición de cada punto de
referencias se registraron automáticamente en formato digital.
La antena de 400 Mhz fue arrastrada a lo largo de transectas; a medida que
esto se hacía, se fueron creando perfiles en dos dimensiones de una gran cantidad
de reflexiones, que dibujaron un perfil de la estratigrafía.
Luego de adquirir los datos de todas las transectas planteadas, los mismos se
correlacionaron y se procesaron las reflexiones, creándose un cuadro tridimensional
de las particularidades incluidas en la matriz sedimentaria de cada sitio
estudiado. Los datos se procesaron en el laboratorio por medio del programa
RADAN; los datos de las transectas fueron ordenados usando la técnica de