Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

Estrategias de re‐producción de armenidad… | Lucila Tossounian 591
ciamos en dichas categorías. Estas clasificaciones responden, en parte, a facilitar
la identificación de sus voces a lo largo del trabajo y, por otra parte, a jerarquizaciones
que los mismos sujetos remarcaron. Los “dirigentes” son los actores que
ocupan algún puesto directivo dentro de las asociaciones. Los “militantes” son
los actores que poseen un nivel de compromiso alto para con las instituciones
de las que forman parte. Por último, especificamos a los “miembros” como las
personas que participan y/o asisten a las instituciones por distintos motivos.
Además, todos estos sujetos en general se posicionan como “diaspóricos”, es
decir, que evidencian esfuerzos por sostener conexiones organizadas y/o institucionalizadas
entre sí, con otras comunidades diaspóricas, y con la “patria de
origen”. Exhiben por ende un alto grado de compromiso con la vida institucional
de la comunidad (Tololyan 2000).
La racialización de la identidad
James Brow (1990) sostiene que la comunalización es fortalecida por la convicción
de que lo que une a un grupo no es solamente un pasado compartido
sino también un origen común. En este acápite desarrollaremos las ideas en
torno a los “usos” de la descendencia como modos de anclar un putativo ancestro
común que evidencia la pertenencia a la comunidad. Esta es una forma efectiva
de la que se valen los grupos para construir lazos de comunidad. Pero su potencial
no descansa sólo en este factor, porque “(…) lo que le da al parentesco su
especial fuerza como base de la comunidad es que puede recurrir al pasado no
simplemente para plantear un origen común sino también para reclamar una
identidad sustancial en el presente” (Brow 1990:3) 5 .
Aquí ingresamos en el terreno de las relaciones comunales para observar a través
de qué tropos estas relaciones se primordializan para reclamar esa identidad
sustancial en el presente. Por cierto, ciertas relaciones comunales son sentidas
como más vinculantes que otras. Geertz (1996, 2000) nos advierte que las relaciones
primordiales son construidas socialmente. Sin embargo, a los ojos de los
sujetos, las mismas parecieran provenir de un sentido de afinidad natural más
que de la interacción social. De esta apariencia de naturalidad es que devienen
en inevitables. Esta inevitabilidad está asociada a la creencia de que las relaciones
así primordializadas han existido desde el comienzo, como algo natural y
original (Brow 1990:2). En este marco también retomamos los tropos de sustancialización
propuestos por Alonso (1994), a través de los cuales se limita a la
nación/etnicidad como un sujeto colectivo, como un superorganismo con una
esencia biológica‐cultural única, que replica la circunscripción del territorio
nacional. En este sentido, Alonso comenta que “en el espacio, esta ‘sustancia
compartida’, esta ‘sangre nacional’, los hace a todos hermanos, y con el tiempo,
5. Traducción propia del original: “(…) what gives kinship its special potency as a basis of community is
that it can draw upon the past not simply to posit a common origin but also to claim substantial identity
in the present” (Brow 1990:3).