Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

498 Entre Pasados y Presentes II
que preanuncian una etapa de conflictos que culminaría con la desnaturalización
de los indígenas fuera del valle. De este modo, esta búsqueda de metal se
desplegó como excusa para lograr la ocupación efectiva del espacio aún no conquistado
en la región. Bohorquez será síntesis de esta compleja realidad. Su presencia
en el valle canalizará fuertes deseos contrapuestos e incluso su final es
resultado de una tensión entre españoles e indios durante más de 120 años.
La falta de explotación minera posterior no responde únicamente a los
desenlaces de la guerra ni al sorpresivamente escaso potencial de las minas en
el valle sino a una política de explotación basada en otros recursos más redituables
en el contexto de la Gobernación del Tucumán de mediados del siglo XVII.
Terminado el conflicto, las tierras comenzaron a ser entregadas por Merced Real
a los participantes en las Guerras Calchaquíes, lo que terminó en la desaparición
de la propiedad comunal tradicional. Ahora bien, tras la desnaturalización
e inclusive durante el período de pacificación armada, ¿cuáles son las referencias
sobre mineral en el valle
Incluso tras la pacificación del valle, a fines de la década de 1660 cuando se da
inicio al proceso de reasignación de tierras, el trabajo indígena siguió siendo
una de las fuentes de rentabilidad más inmediata y de bajo costo de inversión.
La apetencia por tierras y fuerza de trabajo indígena –en su mayoría encomendada–
en una región que no podía ofrecer otro botín y que por lo mismo fue
librada a la empresa privada, fue el motor del desarrollo productivo tucumano
pues su consecución, como en otras regiones y a costa de la explotación indígena,
fomentaba el ascenso social (Cruz 1997).
La falta de interés en la extracción de metales y minería a gran escala se
manifiesta claramente en la siguiente referencia de Torreblanca, cuando
comenta que se mandó a realizar un cateo a “las cumbres de los cerros… que
había en Calchaquí”. La búsqueda de minerales resultó exitosa pero “hízose tal
diligencia, pero sin fruto; no porque faltaban metales, que de las primeras serranías
los trajeron; sino que los que iban tenían otras cosas que les tiraban” (Torreblanca
1999 [1696]:108). Se trataría de otras actividades económicas, apoyadas
en el servicio personal y en el intercambio comercial con centros neurálgicos
importantes altoperuanos y con Buenos Aires.
En el momento en que la ocupación del valle se tornó acuciante, las autoridades
convocaron a las fuerzas requeridas para lograr la entrada exitosa. Lo que
originó en última instancia el tercer y último levantamiento calchaquí no fue
simplemente el rechazo de Bohorquez a la propuesta de las autoridades virreinales
de abandonar su plan de engaño sino precisamente la necesidad de mano
de obra indígena. En este contexto, la presencia de minerales fue secundaria, tal
como queda demostrado en el silencio final sobre éstos tras la desnaturalización
de las poblaciones originarias.