Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

244 Entre Pasados y Presentes II
Lanzone 1988; Casanova 1944; Krapovickas 1958‐1959; Lafón 1965; Paulotti
1949) a afirmar la relación entre el poblado principal y los aleros y cuevas que
allí se encuentran. Recientemente, Albeck (2001) incluye las ocupaciones del
área en la entidad arqueológica Casabindo, la cual se habría encontrado distribuida
entre la cuenca del río Miraflores‐Guayatayoc y la laguna de Pozuelos.
Las excavaciones sistemáticas se iniciaron con el Dr. Eduardo Casanova y P.
Haedo en 1941, quienes, bajo el patrocinio del Museo Argentino de Ciencias
Naturales “Bernardino Rivadavia”, llegaron a formar una de las colecciones
arqueológicas argentinas con mayor cantidad de ítems recuperados (Gentile
1990). La misma, se encuentra hoy en el Museo Etnográfico de Buenos Aires así
como en el Museo del Instituto Interdisciplinario de Tilcara formando lo que
actualmente se conoce como “Colección Doncellas”. Las investigaciones realizadas
por Casanova, fuertemente influenciadas por la Escuela Histórico Cultural
de Viena, se preocuparon por la discriminación de realidades étnicas concretas,
haciéndolas acreedoras de una cultura empíricamente definida. Consecuentemente
excluyeron cualquier aproximación sociológica, utilizando un criterio de
inventario (Madrazzo 1985). En lo que respecta a las investigaciones sobre el
registro mortuorio y bioarqueológico, ha de considerarse que la recuperación
de elementos procedentes de las tumbas del poblado fue el objetivo principal.
En efecto, este emprendimiento contó con estudios de Antropología Física a
cargo del Dr. Osvaldo Paulotti (1949), notable ejemplo de La Escuela Tradicional
en esta subdisciplina antropológica. Dicha corriente, con una concepción tipológica
de la variación, fue exhaustiva en el desarrollo de variables métricas y morfoscópicas
para una correcta descripción que le permitiera diagnosticar a qué
“raza” pertenecían los sujetos estudiados (Carnese et al. 1991‐1992). Este marco
repercutió en la selección de elementos óseos a ser recuperados en las investigaciones
de Doncellas, siendo los cráneos los mayormente buscados y trasladados
para el estudio.
El interés sobre estos sitios arqueológicos perduró entre los investigadores,
efectuándose tanto revisiones del material recolectado (Lafón 1965; Mendonça
et al. 1991; Mendonça et al. 1994) como nuevos trabajos de campo. En el área participaron
durante la década del ‘70 dos equipos de investigación: por un lado,
uno a cargo de Marta Otonello de García Reinoso y Pedro Krapovickas (Otonello
de García Reinoso y Krapovickas 1973), quienes ofrecieron una tipología
sobre la arquitectura funebria. Por otro, uno a cargo de la Dra. Lidia Alfaro de
Lanzone (Alfaro de Lanzone 1988), el cual realizó trabajos de campo desde 1973
hasta 1975. Estos mantuvieron un marco normativo, dada la influencia aún del
Dr. Casanova en el equipo de investigación, aunque con un mayor resguardo
metodológico en lo que refiere a la contextualización de los hallazgos. En lo que
respecta al registro óseo humano, ha de considerarse que el equipo de investigación
contó con la participación de la Lic. Patti de Martínez Soler. El estudio
antropológico que la investigadora realizó tuvo fines descriptivos y taxonómicos
–informe incluido en Alfaro de Lanzone 1988– sobre cuatro individuos
cuyos contextos pudieron ser fechados. Dado que la investigadora continuó con
los estudios que relacionaban aspectos raciales y culturales, llevó a cabo un aná‐