Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

Territorio y visión territorial femenina… | Mariana Gómez 571
ha sido abordado desde los discursos políticos de los representantes y dirigentes
de las organizaciones indígenas.
La falta de participación de las mujeres indígenas en la gestión de los territorios
en donde actualmente desarrollan sus vidas es políticamente problemática
y tiene implicancias para la vida de ellas. Al final de nuestra investigación señalábamos
que “(…) la participación de las mujeres en el ejercicio de control sobre
su territorio –‘control’ en el sentido de controlar no sólo los límites demarcados
y las acciones vinculadas a la extracción ilegítima de recursos sino también de
un ‘control social femenino’ sobre lo que sucede en el territorio– seguramente
ayudaría a revisar desde otros lugares las prácticas de violencia sexual, o al
menos, lo volvería un asunto de carácter más público y político en las comunidades”
(Gómez 2006:175).
Consideraciones finales
El objetivo de esta presentación ha sido mostrar el itinerario que hemos
seguido durante la indagación y la construcción de la problemática abordada: el
uso y percepción del territorio desde las mujeres toba, a partir de una investigación
participativa realizada a lo largo de dos años y en la cual se han combinado
diferentes instrumentos de toma de datos y de análisis. En dicha investigación,
se ha intentado integrar la(s) praxis(s) actual(es) de las mujeres en su espacio
territorial con los conflictos territoriales que signan las relaciones de los grupos
toba con los pobladores criollos y los conflictos de género presentes en las
comunidades toba, considerando una mirada histórica sobre el espacio devenido
en territorio. En este sentido, nuestra investigación apuntó a mostrar y evidenciar
las fracturas sociales y de género que se presentan en un caso actual de
gestión de un territorio indígena.
La praxis territorial femenina actual remite a formas de involucramiento con
el espacio, en donde se define una cierta manera de transitar, habitar y conocer
los lugares del territorio, y en donde el aprendizaje colectivo y orientado entre
las mujeres es fundamental para moverse por el espacio territorial. Dicho territorio
–entendido como un conjunto de lugares habitables y no‐habitables, como
una red de líneas y puntos unidos por relaciones sociales–, es un espacio que,
sin intención de esencializarlo u exotizarlo, no es asimilable a los conceptos
occidentales de “naturaleza” o “ambiente”, puesto que para las mujeres toba es
vivido y experimentado como un paisaje humanizado y subjetivado por la
actuación de diversas presencias.
Sin embargo, estas formas de involucramiento y apropiación –en donde la
representación y la práctica son indisociables en la realidad pero disociadas frecuentemente
en los análisis sobre percepción ambiental–, si bien nos hablan de
un territorio subjetivado, compartido con otras potencias no‐humanas, animales,
paisajes, elementos del entorno, y otros pobladores, que se realizan y se
actúan, es un espacio signado y reconfigurado por la historia local de las últimas
décadas. De manera que todas las significaciones políticas del territorio como