Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

560 Entre Pasados y Presentes II
Durante la década del ‘80, los tobas del oeste comenzaron a movilizarse para
conseguir el título legal sobre sus tierras. En este rico proceso, en donde estuvo
comprometida la recuperación de la memoria colectiva y el fortalecimiento de
la identidad territorial, participaron dirigentes indígenas de las comunidades,
acompañados por algunos ancianos. Durante la etapa de identificación y reconocimiento
de los sitios participaron exclusivamente hombres, quedando las
mujeres fuera de este proceso, a excepción de dos o tres mujeres ancianas que
aportaron algunos nombres de lugares donde antiguamente se recolectaban
frutos del monte (De la cruz 1995). En 1989 el gobierno de Floro Bogado de la
provincia de Formosa, entregó el título de tierras en carácter de “propiedad privada”
a la asociación civil 1 que los tobas debieron conformar a fin de que el
Estado los reconozca como “comunidad indígena” 2 , y se pueda realizar la
transferencia de tierras. El pedido original superaba las 170.000 ha, pero la cantidad
reconocida y transferida fue sólo de 35.000 ha 3 .
Nuestra investigación para la tesis de licenciatura surge a partir de una convocatoria
para participar en un proyecto de apoyo y fortalecimiento a los derechos
territoriales de las comunidades wichi y toba del oeste de Formosa,
ubicadas actualmente en los departamentos de Ramón Lista y Bermejo, llevado
adelante por una ONG de Formosa 4 . Por “fortalecimiento de los derechos territoriales”
entendíamos un trabajo de acompañamiento en el reconocimiento de
la importancia que representa para las comunidades el hecho de poseer las tierras
y los recursos que están dentro de ellas –fuentes vitales para emprender
acciones de autogestión económica, por ejemplo–, y un acompañamiento en la
reflexión hacia la búsqueda de soluciones a los problemas socio‐territoriales
que atraviesan las comunidades toba y wichis –como por ejemplo: los conflictos
por el uso de la tierra con los criollos, los conflictos devenidos del proceso de
demarcación de tierras con estos actores; las necesidades concretas que tiene la
población indígena del oeste formoseño de acceder a fuentes de agua potable–.
Por último, nos interesaba también el fortalecimiento de las capacidades de
lucha y reclamo de los actores indígenas para participar en los proyectos que se
llevan a cabo o tienen injerencia dentro de sus territorios.
En el marco de esta línea metodológica, teórica y política de acción, nuestro
trabajo se orientaba a acompañar a las mujeres de algunos parajes –como Vaca
Perdida, La Mocha y La Rinconada– en sus salidas al monte, con el fin de
mapear los sitios pasados y actuales de uso y extracción, siendo el objetivo rector
construir y sistematizar una visión femenina sobre el propio uso del territorio,
y relevar las problemáticas vinculadas a la gestión del mismo que las
1. Asociación Civil de Comunidades Aborígenes Cacique Sombrero Negro Comlaje’pi Naleua.
2. Es entendible que el concepto de “comunidad” sea una conceptualización regida por el derecho jurídico
emanado del Estado y aplicado por sus agencias indigenistas –como el INAI–, cuyo efecto más inmediato
es la normatización de las formas de organización social de los sistemas étnicos.
3. El pedido original de tierras emergía de un proceso de identificación y reconocimiento de todos los
sitios de uso y de especial valor simbólico‐espiritual que la memoria oral de los más ancianos recordaba
en ese momento. Muchos de los antiguos sitios de caza se encontraban en lo que hoy es territorio paraguayo
y que se dejaron de visitar luego de la Guerra del Chaco (1932‐35) (De la cruz 2000).
4. FUNGIR es la Fundación para la Gestión y la Investigación Regional.