Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

506 Entre Pasados y Presentes II
Son recurrentes los “baches” en la historia contada a partir del secreto. No
saber, por ejemplo, el lugar de residencia y las constantes mudanzas que implicaba
la imposibilidad no sólo de contactarse con los militantes sino también de
no participar de los rituales ni enterarse de acontecimientos familiares relevantes
como los embarazos. En algunos casos, esta podía ser la situación incluso de
los propios militantes.
“Ni sabía que estaba embarazada” “verla a mi hermana era un enigma” (Julián,
carpintero)
“A principios del ‘76 se fueron a vivir a Buenos Aires. Yo no sab‐, o sea, sabía que
vivían en ese barrio pero ellos no me daban dirección porque no me podían decir”
“ella vivía tabicada porque la sacaban con los ojos cerrados y volvía con los ojos
cerrados, ni ella sabía dónde estaba” (Alicia)
Los secretos, las “mentiras”, “la otra vida” e incluso ciertas medidas de seguridad
de los militantes clandestinos muchas veces extrañas para los familiares,
son percibidos y registrados en la memoria por su propia rareza.
“Se ve que se cuidaba mucho porque por ejemplo uno de los chicos de al lado de casa
lo vio una vez y él le dijo ‘te quedas un ratito conmigo y andate’” (Silvia, hermana,
empleada en una inmobiliaria)
“Nunca supe, digamos, entre comillas, ‘en qué andaban’ qué hacían, la otra vida,
nunca me enteré” “como que tenían que estar escondidos, que si no los agarraban.
De eso tengo recuerdo. Yo no entendía bien, yo no sabía nada de eso” (Azucena,
cuñada, ama de casa)
Los cambios de hábitos y las “mentiras” generaban conflictos. Éstos se expresaban,
a veces, mediante categorías usadas por el discurso de la dictadura,
como la madre de Silvia, que preguntaba a su hijo “dónde andaba”, ante lo cual
él “no decía nada”.
“El último año, él dejó de ir a la fábrica que debe haber sido antes del golpe. Andaba
de acá para allá y mamá le preguntó ‘qué hacés’, o ‘de qué vivís’ y él dijo ‘hago un
corretaje de sándwiches’. Pero después no sabíamos nada” “por ahí discutía con
mamá, le recriminaba que no venía o dónde andaba. Yo no recuerdo que él haya
hablado de nada de lo que él militaba y todas esas cosas” “a mamá no le gustaban
nada las mentiras, le reprochaba que no le decía dónde estaba viviendo” (Silvia)
A veces “no querer saber” implica comprender la lógica del secreto, el código
de “seguridad”: la preservación de todos donde se da una ida y vuelta, “ocultar”
y no “averiguar”. Ante el “peligro” que trasciende al militante y se
extiende a su familia, las normas de la Organización Política atraviesan la relación
familiar.