Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

Territorio y visión territorial femenina:
apropiaciones, usos y representaciones del territorio
en el caso de las mujeres tobas del oeste de Formosa
Mariana Gómez *
Introducción: contexto histórico
Desde fines del siglo XIX hasta 1975, los grupos toba del oeste, también conocidos
en la literatura antropológica como toba nachilamolek (Mendoza 1999) o
tobas‐pilagá (Metraux 1937), permanecieron asentados en la margen derecha
del cauce del río Pilcomayo. Durante el verano de 1975 se produjo una gran
inundación en la Misión “El toba” y en todos los parajes que se encontraban a
su alrededor, provocada por la saturación del cauce. Este hecho tuvo por resultado
la formación de un sistema de bañados en la zona y la pérdida del cauce
del río como se lo había conocido hasta aquel momento. A su vez, este acontecimiento
histórico‐ambiental reforzó la disminución de cierta movilidad vinculada
al ciclo anual de crecidas del río que –hasta ese entonces– ciertos grupos
todavía practicaban de una manera más o menos regular (Mendoza 1999; Gordillo
1992). La caza, la pesca y la recolección, pensadas como prácticas integrales
de subsistencia ancladas en un modo de vida particular, se hallaban en
proceso de des‐articulación y reconfiguración desde la conquista y colonización
en el chaco centro‐occidental (Gordillo 1992), y desde las migraciones de los
tobas a los ingenios salto‐jujeños. Sin embargo, es probable que hasta la década
del ‘70, dichas estrategias de subsistencia todavía se practicaran asociadas a un
patrón específico de uso del espacio –explotación estacional–.
La pérdida del cauce “original” del río inauguró una nueva etapa en lo que
reconocemos como una re‐configuración conceptual y espacial del territorio
toba (De la cruz 1999). El principal elemento geográfico estructurador del territorio,
digamos el eje espacial en torno al cual los antiguos ancianos toba organizaron
y construyeron sus vidas durante muchos años, se había perdido. Luego
de la inundación, los grupos tobas –familias extensas aliadas–, respaldados por
los misioneros anglicanos, debieron re‐localizarse y construir nuevos asentamientos
o parajes, varios kilómetros alejados del río y el bañado, reforzándose
de esta forma la consolidación paulatina de un modelo de vida basado en la
sedentarización.
* Becaria de Postgrado de CONICET, Instituto de Ciencias Antropológicas, Sección Etnología y Etnografía,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.
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