Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

212 Entre Pasados y Presentes II
Las unidades estratigráficas distinguidas aquí son consistentes con las ya
descriptas para otros sectores del sitio (UE A, A/B, B y C). No obstante, los restos
óseos humanos, restringidos a la cuadrícula 12 entre 0,40 m y 0,80 m de profundidad,
se hallaron dentro de un sedimento color marrón oscuro con un alto
contenido de arcillas, muy diferente de las unidades estratigráficas mencionadas
(Madrid y Barrientos 2000). Este sedimento sería intrusivo en la secuencia
estratigráfica local constituyendo el relleno del pozo de inhumación (Barrientos
com. personal 2004). Las dimensiones aproximadas del pozo que contenía los
restos son: largo máximo: 2,10 m (dirección: E‐O), ancho máximo: 1,65 m (dirección:
N‐S), espesor: 0,40 m. Los restos correspondientes a tres esqueletos que se
hallaron a mayor profundidad (TRI‐6, TRI‐9, y TRI‐10) se encontraban sobre
una formación de tosca que constituye la base de la secuencia estratigráfica (UE
C). No se recuperó ningún elemento cultural o faunístico asociado en forma
directa a los restos óseos humanos (Madrid y Barrientos 2000).
Los dos fechados radiocarbónicos realizados sobre huesos humanos (Tabla 1)
parecen apoyar la proposición de al menos dos eventos de inhumación en el
lugar, representado el más antiguo por el esqueleto TRI‐10, y el resto de los individuos
registrados representarían el más reciente (Madrid y Barrientos 2000).
Antecedentes de Investigación Tafonómica en TR1
Se han analizado algunos aspectos generales, desde un punto de vista tafonómico,
del conjunto óseo humano de TRI (Barrientos 1997; Madrid y Barrientos
2000). Estas son las consideraciones obtenidas al respecto: a) bajo grado de
carbonatación de la superficie y de los canales medulares, b) baja frecuencia de
manchas de óxido de manganeso, c) bajo grado de fracturación y fragmentación
postdepositacional, d) alto grado de desarticulación y dispersión de los elementos,
tanto de pequeño tamaño y bajo peso como de gran tamaño y peso elevado
y e) bajo grado de modificación de la superficie de cada hueso en relación al
registrado en huesos de mamíferos depositados en las unidades A, A/B y B
(Politis y Madrid 1988).
Se considera que los animales cavadores, principalmente roedores de pequeño
y mediano tamaño tales como el coipo (Myocastor coypus), el tucu‐tuco (Ctenomys
sp.) y armadillos (Politis y Madrid 1988) son uno de los agentes
modificadores del registro arqueológico del sitio. Esta inferencia es apoyada
por evidencias tales como la morfología de las cuevas y galerías registradas
durante la excavación, la presencia de cuevas actuales de coipo en las proximidades
del sitio, y la presencia de restos óseos de tucu‐tuco y coipo en los distintos
niveles (Politis y Madrid 1988; Madrid et al. 1991). Específicamente en los
huesos humanos, Madrid y Barrientos (2000) observaron que menos del 1% presenta
marcas que se puedan atribuir a los roedores, en contraste con la muestra
faunística donde el 16% de los huesos exhibe marcas de dicho agente tafonómico
(Gutierrez 2004). Sin embargo, otro tipo de evidencia parece estar indicando
la acción de animales cavadores sobre el material óseo humano ya que es proba‐