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Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

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La catequesis como experiencia formativa… | Mariana García Palacios 625<br />

exceso <strong>de</strong> sentido, no siendo este exceso sino el residuo <strong>de</strong> una interpretación literal.<br />

Pero, para aquel que participa <strong>de</strong> la significación simbólica, no hay dos significaciones,<br />

una literal y otra simbólica, sino un solo movimiento que nos transfiere <strong>de</strong> un<br />

nivel a otro y que nos asimila a la significación segunda gracias a –o a través <strong>de</strong>– la<br />

significación literal” (1988:14. El subrayado me pertenece)<br />

Ahora bien, este movimiento que permite a los creyentes acce<strong>de</strong>r al nivel <strong>de</strong><br />

significación no conceptual <strong>de</strong>l símbolo es una construcción. No pue<strong>de</strong> ser atribuido<br />

enteramente al símbolo así como no pue<strong>de</strong> atribuírseles por completo a<br />

las personas a las que se los presenta. Es <strong>de</strong>cir, ese movimiento que permite a<br />

un creyente <strong>de</strong>cir ante una hostia que es el cuerpo <strong>de</strong> Jesús aunque no pueda<br />

enten<strong>de</strong>r exactamente por qué, ni explicarlo conceptualmente, no se daba en los<br />

chicos con los que he trabajado. Ellos no compartían totalmente con los adultos<br />

creyentes con los que interactuaban sus interpretaciones acerca <strong>de</strong> los símbolos.<br />

Como hemos visto, en muchos casos, encontraban explicaciones que les permitieran<br />

enten<strong>de</strong>r ese “exceso <strong>de</strong> significado” que los adultos con los que interactuaban<br />

les atribuían a las formas simbólicas; por ejemplo al consi<strong>de</strong>rar que se<br />

dice que Jesús, siendo el hijo <strong>de</strong> Dios, es a su vez Dios por las similitu<strong>de</strong>s entre<br />

ambas figuras –“ambos ayudan” o “ambos están en el cielo”. En otras ocasiones,<br />

directamente manifestaban su <strong>de</strong>sacuerdo con estas interpretaciones; por<br />

ejemplo al consi<strong>de</strong>rar a Dios como un ser humano o al oponerse a la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que<br />

la hostia pudiera ser el cuerpo <strong>de</strong> Jesús. En este sentido, po<strong>de</strong>mos sostener que<br />

el movimiento por el cual a partir <strong>de</strong> una interpretación primera se acce<strong>de</strong> a una<br />

segunda que exce<strong>de</strong> la significación conceptual no existe a priori ni en el sujeto<br />

ni en el símbolo: es una construcción.<br />

Si el corazón es señalado por los creyentes adultos como el medio que tienen<br />

para acce<strong>de</strong>r a los misterios <strong>de</strong> la fe <strong>de</strong> los que el símbolo es su expresión,<br />

podría sostenerse que, en la mayoría <strong>de</strong> los casos, los chicos parecían interpretar<br />

los símbolos, metáforas y mitos <strong>de</strong> la religión con la cabeza, y esto generaba el<br />

conflicto entre las interpretaciones que los llevaba a consi<strong>de</strong>rar que los chicos<br />

“no entendían nada”. De hecho, según el Directorio Catequístico General, el<br />

enseñar a apren<strong>de</strong>r con el corazón es una <strong>de</strong> las finalida<strong>de</strong>s más importantes <strong>de</strong> la<br />

catequesis. Se hace referencia a una forma específica <strong>de</strong>l conocimiento: al conocimiento<br />

a través <strong>de</strong> la fe, a través <strong>de</strong>l corazón –aquí diferenciado <strong>de</strong> la acepción<br />

más común <strong>de</strong> la palabra ligada al entendimiento–. Es <strong>de</strong>cir, que lo que se busca<br />

en el proceso <strong>de</strong> la catequesis, es que los chicos sean capaces <strong>de</strong> entablar otro<br />

tipo <strong>de</strong> interacción con los objetos simbólicos a ser conocidos, intentando <strong>de</strong>sterrar<br />

otras formas <strong>de</strong> conocimiento acerca <strong>de</strong> los mismos –muchas veces,<br />

negando su existencia–. La separación tajante entre lo que hay que apren<strong>de</strong>r<br />

con el corazón y lo que hay que apren<strong>de</strong>r con la cabeza nos remite a la distinción<br />

entre la fe y el saber. De este modo, sobre la base <strong>de</strong> esta distinción excluyente,<br />

la manera <strong>de</strong> presentar en catequesis las formas simbólicas a ser<br />

conocidas y las funciones que se les hacen <strong>de</strong>sempeñar representan una restricción<br />

a las construcciones cognoscitivas <strong>de</strong> los niños, en el sentido <strong>de</strong> que, como<br />

los sostiene Heller (1976), en la teología, la filosofía –la posibilidad <strong>de</strong> explicar e

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