Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

Estrategias de re‐producción de armenidad:
la racialización de la pertenencia
Lucila Tossounian*
Los armenios constituyen una de las tantas “colectividades de origen extranjero”
que se han radicado en nuestro país a lo largo del siglo pasado y que aún
despliegan prácticas sostenidas de comunalización 1 . Teniendo en cuenta esta
continuada distintividad, nos preguntamos entonces por las estrategias y los
procesos que re‐producen la pertenencia comunitaria como una identidad que
reivindica especificidad étnica en Argentina. Esto implica, por lo tanto, fijar la
mirada en los modos en que la identidad circunscribe formas de diferenciación
que persisten luego de varias generaciones en el país “receptor” de la migración.
Este trabajo pretende por tanto describir y analizar las prácticas y representaciones
sociales que devienen en sentidos de pertenencia y de distintividad en
este grupo minoritario. Reflexionamos entonces sobre la forma en que los armenios
adscriben a sus miembros de acuerdo a un criterio que es representado
como central: la descendencia. En este sentido, exploramos los “usos” –las estrategias
que marcan y re‐producen la pertenencia sociocultural– que la comunidad
realiza de este criterio. Por un lado, describimos cómo se construyen lazos
comunitarios que anclan un putativo ancestro común en el “centro” de origen
de la diasporización de este grupo 2 . Por otro lado, examinamos cómo este criterio
de adscripción despliega clasificaciones en términos de inclusión/exclusión
de los potenciales miembros de la comunidad.
* Becaria de Postgrado del CONICET, Instituto de Ciencias Antropológicas, Sección Etnología y Etnografía,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Doctoranda de la Universidad de Buenos
Aires.
1. Entendemos por “comunalización” aquellos patrones de acción afectivos y cognitivos que promueven
determinados sentidos de pertenencia en un grupo (Brow 1990).
2. Esta comunidad es imaginada como “diaspórica”, es decir, que se trata de una re‐producción grupal
particular basada en la idea de dispersión forzada. El proceso de “diasporización” implica en este caso
una migración forzada producto de los procesos genocidas implementados por el Imperio Otomano a
fines del siglo XIX y comienzos del XX. Los sentidos atribuidos por los sujetos de estudio a ese proceso
migratorio nos hacen pensar en los criterios que “etiquetan” a un grupo como perteneciente a una diáspora.
Por ejemplo, luego de la dispersión, debe haber como mínimo dos destinos como precondición
necesaria para la formación de vínculos entre varias poblaciones en diáspora, debe existir también alguna
relación con la “tierra natal” –real o imaginaria–, etc. (Butler 2001:192). El campo de estudios sobre las
diásporas es vasto y heterogéneo. Se pueden proponer grandes líneas de investigación que abordan los
estudios diaspóricos desde diversas perspectivas, como Armstrong (1976), Bruneau (1994), Cohen (1996)
y Safran (1991). Estos autores privilegian la persistencia de los límites étnicos del grupo y la relación entre
el centro/origen de la diáspora. Otros autores, como Brubaker (2005), Clifford (1991), Hall (1990) y Levy
(2000), interpretan a la diáspora como un posicionamiento, un discurso, una dimensión de las prácticas
grupales contemporáneas.
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