Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

690 Entre Pasados y Presentes II
sible. Ahora bien, ¿qué sucede cuando el consentimiento informado se hace
visible fuera del espacio rutinario que le es asignado
El siguiente extracto de registro de campo nos muestra una situación extraordinaria:
la obstétrica debe retirarse a realizar un trámite personal en el hospital
y decide dejar a cargo de la consulta a dos estudiantes de tercer año de medicina
y a una estudiante de la carrera de obstetricia.
“(…) Tras cumplir con los pasos del interrogatorio, la estudiante de medicina tomó
la presión arterial, pesó y midió a la mujer. Mientras tanto los otros dos estudiantes
debatían qué exámenes pedir: hemograma, glucemia, ácido úrico, orina completo,
hepatitis, VIH. El estudiante de medicina le pidió a la mujer que firmara la orden
para el test de VIH y le anotó el teléfono detrás, le dieron las órdenes y le dijeron que
pidiera turno con el obstetra para dentro de 15 días. En eso llegó la obstétrica de
planta y pidió ver qué le estaban ordenando, dijo que la hepatitis no se pedía en este
caso y que el examen de VIH no tenía que firmarse. El estudiante de medicina dijo
que el día anterior habían estado con otra profesional que había hecho firmar las
órdenes. La obstétrica de planta dijo que los hacían firmar sólo cuando disponían de
un formulario impreso, pero ahora no” (Registro de campo, 27 de abril del 2005)
En la escena etnográfica precedente, el consentimiento informado se hace
visible a partir de la confrontación de distintos criterios para su implementación
en la prescripción del test de detección de anticuerpos. Ante la discrepancia de
las modalidades de implementación queda en evidencia su carácter discrecional,
sujeto al juicio de cada profesional y a cada situación en particular.
A menudo en las entrevistas con el personal de salud, los mismos médicos
revelaron el carácter problemático del consentimiento informado. Por ejemplo,
“E: acá de rutina se pide todo, al principio no se podía pedir, teníamos problemas
con la ley
A: ¿en qué año
E: no me acuerdo, había una ley, (era un) problema porque decía que no se podía
pedir un HIV sin el consentimiento escrito del paciente
A: bueno pero eso…
E: sigue estando, sigue estando la ley
A: pero eso, ¿vos decís que te obstaculizaba
E: sí, sí, sí, sí
A: ¿por qué
E: porque teníamos miedo de pedirlo sin consentimiento y entonces quedaba mal el
pedírselo porque qué iba a pensar, porque era vergonzante, como la lepra, hasta que
se empezó a ver que si uno trataba a la mujer, el contagio directo al bebé era mucho
menor, se empezó a ver eso, entonces ahora nadie duda en pedir tanto sea acá como
afuera en los consultorios particulares HIV y no tiene miedo que le hagan juicio por
pedir HIV, antes teníamos miedo (...)” (Jefe de unidad de internación)