Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

Explotación minera en el valle de Yocavil
durante los siglos XVI y XVII
Geraldine A. Gluzman*
Introducción
La actividad metalúrgica fue durante los momentos prehispánicos tardíos –
siglos X al XVI DC– una de las principales y más complejas producciones materiales
y simbólicas de las sociedades del Noroeste argentino –NOA–. La evidencia
arqueológica sugiere que el valle de Yocavil (Figura 1) conformó, desde por
lo menos el siglo X, un verdadero laboratorio de desarrollo metalúrgico. El
cobre fue el metal más aprovechado y las aleaciones con estaño las más usadas.
Si bien se conocen numerosos instrumentos de pequeño porte, tales como
cuchillos, punzones y cinceles (Gluzman 2004), la producción material estuvo
fuertemente encauzada hacia los objetos suntuarios, tanto de carácter ornamental
–pulseras, pendientes, alfileres– como ceremonial –hachas, placas, campanas–.
Debido a la dificultad de producción y al proceso de transformación de
los elementos primarios en objetos culturales, la metalurgia fue una de las tecnologías
de mayor vínculo con los procesos de consolidación del orden social y
mantenimiento de estatus en las sociedades andinas.
La alta carga simbólica de la metalurgia y sus producciones quedó reflejada
en el registro arqueológico desde tiempos formativos –ca. 600 AC‐500 DC– y
alcanzó gran despliegue técnico durante el período conocido como de Desarrollos
Regionales –siglos X a XV–, proceso que es alterado a partir de la conquista
del Tawantinsuyu, ocurrida hacia principios del siglo XV. Tras la incorporación
al imperio incaico, el tipo de producción no sufrió importantes alteraciones
manteniéndose la manufactura de bienes estilísticamente santamarianos que
incluso fueron transportados a diversas regiones del imperio (Tarragó et al.
1997). En este proceso, la riqueza minera y mano de obra metalúrgica especializada
fueron elementos explicativos primordiales de la expansión inca en la
región (González 1982) debido a que se produjo un aumento en el volumen de
metal procesado. El estado incaico habría, de este modo, aprovechado la milenaria
experiencia de los metalurgistas locales para orientar la tecnología hacia
sus propios intereses. Si bien el incario incorpora nuevos objetos, se mantiene
vigente la producción de bienes suntuarios, tales como campanas, discos y
hachas ceremoniales.
* Museo Etnográfico “Juan Bautista Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos
Aires.
487