Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

664 Entre Pasados y Presentes II
la ideología burguesa del papel económico de la educación. “El problema de la
desigualdad tiende a reducirse al problema de la no‐calificación” (Frigotto
1993:150). La segunda, fundada según Frigotto en una “invocación a Marx”,
postula que la educación potencia trabajo, generando mayor productividad. Sin
embargo, ella redundaría en una ampliación de plusvalía extraída por el capital.
Aquí también se postula un vínculo directo. La tercera, también apoyada en
Marx, sitúa a un mismo nivel la posición burguesa neoclásica del capital
humano y la de los críticos de la segunda vertiente.
Frigotto encuentra que las tres posturas
“se caracterizan por el abandono del campo de las mediaciones –ámbito específico–
de la práctica educativa. (…) En la medida en que la escuela no se define como una
institución que está en la base de la estructura económico‐social, y como tal, no es
en ella donde se hace efectivo históricamente el embate fundamental del conflicto
capital/trabajo, tiene poco sentido la discusión del vínculo o desvinculación directo,
inmediato. La dirección del análisis, tomándose la especificidad de la práctica escolar
en momentos históricos diferentes y en realidades específicas, se sitúa (…) en la
aprehensión del tipo de mediación que esa práctica realiza históricamente en el conjunto
de las prácticas sociales y, específicamente, en la práctica de la producción
material. (…) en este sentido, la función específica de la mediación de la práctica
educacional es responder a las condiciones de la producción capitalista” (Frigotto
1993:153).
Frigotto ha reflexionado acerca de los análisis que buscan ajustar la educación
y la formación profesional a la reestructuración productiva consecuente de
la nueva base técnica y de los procesos de globalización. Esta perspectiva
explica parte de una visión de desarrollo, ciencia y tecnología separadas de las
relaciones sociales y del supuesto de la existencia de pleno empleo (Frigotto
1998) y reedita en cierto punto la teoría del capital humano. Frigotto (1993) considera
que el cuerpo de ideas que conforma la teoría mantiene un vínculo estrecho
con las relaciones sociales de producción. El modo de regulación fondista se
afirmó en el supuesto de la posibilidad de la generalización de la industrialización
y en la idea de desarrollo armónico, progresivo e ilimitado. La crisis de la
década del 90 termina de evidenciar el carácter precario de este supuesto. Postula
este autor que el corpus conceptual de la teoría del capital humano es producido
para explicar, en última instancia, la no efectiva generalización del
fordismo (1998).
El documento bajo estudio realiza un tratamiento de la vinculación entre
educación y trabajo que podríamos emparentar con la teoría del capital
humano. Por lo tanto, nos resulta pertinente incorporar otra de las observaciones
precisadas por Frigotto en sus análisis acerca de dicha doctrina, calificada
por él como pseudo‐concreta. Esta pseudo‐concreticidad pasa a tener la función
de “evadir la génesis real de las leyes que rigen las relaciones sociales de producción
dentro del capitalismo. El enmascaramiento fundamental depende de
la visión burguesa de que cada individuo es, de una forma u otra, propietario y,