Untitled - Fundación de Historia Natural Félix de Azara

La prevención de la trasmisión vertical… | María Guadalupe García 689
torio nos encontrábamos la mujer, la obstétrica de planta a cargo de la consulta,
un estudiante de medicina y yo.
“Después de realizar un extenso interrogatorio (...) la obstétrica le indicó al estudiante
que le tomara la presión arterial a la mujer, mientras ella completaba la copia
de la historia clínica sin parar de quejarse por todo lo que tenía que escribir y todo el
tiempo que perdía escribiendo (…) Luego, imperativamente le dijo a la mujer que
pasara a la balanza y la pesó y la midió, después le dijo que se recostara en la camilla
y le midió la altura del útero con una cinta obstétrica y escuchó los latidos fetales
con un pinard –estetoscopio obstétrico–. Después le indicó que se sentara frente al
escritorio de nuevo y empezó a escribir unas órdenes de análisis que estaban ya
impresas y firmadas. (…) A continuación le pidió que firmara en el reverso de una
orden para que autorizara el VIH. Le explicó que el cartón más grande era la historia
clínica de su embarazo y que la tenía que llevar siempre que se atendiera y guardó
una copia de esa historia en el cajón. Luego le dijo que vaya a ventanilla para
solicitar un turno para el 16 de marzo con el médico obstetra que estuviera libre y
pedir turno para un papanicolaou y una colposcopía, le indicó que después de eso
fuese al hall central del hospital y que pidiera turno para los análisis en el laboratorio
por un lado y en hemoterapia por otro. Le preguntó si había entendido a lo que la
mujer contestó que sí, luego se fue agradeciendo. La consulta duró unos cinco
minutos” (Registro de campo, 14 de febrero del 2005)
En el siguiente extracto se presenta otra descripción de la consulta de orientación
pero en este caso, el embarazo de la mujer presenta características “anormales”.
“La obstétrica comenzó, sin siquiera saludar a la mujer, preguntando ‘¿estás embarazada’
Ante la respuesta afirmativa, le pidió la ecografía que certificaba lo que ella
decía. Luego le pidió el documento y le preguntó la fecha de la última menstruación,
el número de DNI, el nombre, el lugar de residencia y la edad (…) la obstétrica continuó
con el interrogatorio (...) luego le preguntó si tenía hijos, ella respondió que
tenía tres y que los tres los había tenido por cesárea. La obstétrica le dijo que en ese
caso debería atenderse con un médico obstetra de alto riesgo quirúrgico. Todos los
datos fueron anotados en el cartón de la historia clínica. Después continuó con la
rutina: pesó, midió y tomó la presión arterial de la mujer, le preparó las órdenes para
los estudios (entre ellas vi la orden para el test de VIH pero no dijo nada ni le pidió a
la mujer que firmara) y para la derivación al médico de alto riesgo quirúrgico. La
obstétrica le explicó que tenía que pedir turno con el médico en la ventanilla y para
los estudios en el hall central del hospital, luego la despidió rápidamente, guardó la
historia clínica en un cajón y llamó a la mujer que tenía el número siguiente. La
consulta duró unos cuatro minutos” (Registro de campo, 2 de mayo de 2005)
En las ilustraciones etnográficas anteriores, el consentimiento informado
aparece como una instancia no problemática o bien no aparece, permanece invi‐