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NARRATIVAS MARGINALES Y GUERRA SUCIA EN MÉXICO (1968 ...

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La primera impresión es tremenda. La violencia flota. Los garrotes alargan los<br />

brazos de los llamados comandos. Se siente una gran desesperanza, un<br />

desamparo total. Esto es como otro mundo. (Los diques del tiempo, 13)<br />

Este entrar a “otro mundo” desarticula las expectativas del prisionero<br />

entrando a un estado de incertidumbre perpetua que forma parte de la tortura<br />

psicológica. Por ejemplo, en la novela de Castañeda, “El niñodios” —uno de los<br />

personajes guerrilleros— tras ser detenido y llevado a la prisión clandestina con<br />

los ojos tapados, es ordenado a quitarse las botas y en el momento en que se<br />

inclina para tocarlas recibe un fuerte golpe con nudillos en el brazo, esto se repite<br />

varias veces, hasta que el personaje es reducido a cuerpo puro por el dolor en los<br />

brazos. Estar vendado y percibir solamente los ruidos de los guardias al llevar o<br />

traer a otro prisionero de la sesión de tortura constituye en sí misma una parte<br />

fundamental de la tortura al anunciar lo que puede pasar con él. Es decir, se<br />

busca con la reiteración de la amenaza de tortura el diluir su subjetividad con la<br />

de los otros prisioneros transformados ya en cuerpo puro.<br />

Por otro lado, la incertidumbre reaparece en “El niñodios” cuando regresan<br />

los guardias y le ordenan abrir la boca. El personaje espera de inmediato un<br />

objeto que, transformado en su mente ya no como objeto sino como arma, va a ser<br />

insertado en su boca. La reacción del guardia es una reacción de quien detenta el<br />

poder y se siente misericordioso al dar de comer una torta a un sujeto en completo<br />

pánico y vulnerabilidad, ante lo cual exclama: “aquí Dios castiga, pero da de<br />

comer” (¿Por qué no dijiste todo?, 49).<br />

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