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NARRATIVAS MARGINALES Y GUERRA SUCIA EN MÉXICO (1968 ...

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algunos casos, la producción del texto literario precisamente permitió su<br />

reingreso a la sociedad 41 . Y, en tercer lugar, porque se trata de una literatura<br />

inundada de elementos extraliterarios que se discutirán a continuación.<br />

Respecto al segundo punto, cabe matizar que los textos mexicanos de<br />

prisioneros políticos no cumplen con el rasgo que Saummel-Muñoz señala<br />

sobre la persuasión al lector para hacerle creer la inocencia del sujeto<br />

carcelario a nivel de simpatías y afectos. Si bien es cierto que los textos<br />

carcelarios ofrecen el reverso del discurso oficial, en los textos seleccionados el<br />

narrador simplemente se asume en la cárcel centrando el eje de su narración<br />

en la lucha por la supervivencia dentro de la vida carcelaria 42 .<br />

Aparecen así distintas temáticas como el contacto del prisionero<br />

político con diversos estratos marginales, la reproducción de los modos de<br />

organización social, la economía de recursos en la lucha por la sobrevivencia,<br />

los problemas con otros reos y guardias, el cambio de modelo carcelario que<br />

41 El texto literario permite el ingreso del autor a la esfera pública y al aparato de<br />

circulación de la ciudad letrada; no obstante habría que matizar el modo en que operan los<br />

textos carcelarios. Por ejemplo, Gilbeto Flores Alavéz —sentenciado por el asesinato de sus<br />

abuelos en 1978— publicó su primera novela Beso negro en 1992 gozando de gran<br />

popularidad por el escándalo que tuvo el asesinato, ya que su abuelo era un destacado<br />

político y su abuela escritora que utilizaba el pseudónimo de Ana Mairena. La narrativa de<br />

Flores Alavéz, a pesar de ser poderosa y tratar el mundo sórdido de la cárcel, lejos de ser<br />

subversiva reproduce un discurso moral disciplinante; muy semejante al que realiza la<br />

chilena María Carolina Geel en Cárcel de mujeres (1956). Por el contrario, Salvador<br />

Castañeda —ex-miembro del grupo MAR— ingresa a la ciudad letrada manteniendo una<br />

perspectiva sumamente crítica al aparato de poder y los mecanismos coercitivos ejercidos<br />

sobre el sujeto carcelario. Para profundizar en la literatura carcelaria no subversiva, véase<br />

mi estudio comparativo “Encierros del cuerpo, devenires de la letra: el discurso de lo<br />

carcelario” Casa del tiempo, núm. 4, 2008.<br />

42 Para una tipología de la literatura carcelaria en América Latina véase el artículo<br />

de Rafael Saumell-Muñoz, “El otro testimonio: literatura carcelaria en América Latina”,<br />

Revista Iberoamericana, 1993, 164-65: pp. 497-500.<br />

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