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SÁBATO Y UNA LECCIÓN MAGISTRAL
cuestiones fundamentales del espíritu, y así, volúmenes enteros de su obra
están dedicados al estudio de Dostoievsky, Rilke, Trakl, Cervantes, el teatro
y la lírica, e incluso a los desgarradores payasos de Rouault.
La filosofía ya en sus inicios dejó desamparado al hombre concreto, y
fue recién con el Romanticismo que se produjo una vuelta a lo más oscuro
y enigmático del yo. Fue la filosofía romántica la que revaloró los sueños,
la que les devolvió la jerarquía que tuvieron en el origen.
También la literatura tiene lugar en ese ámbito donde se forman los
sueños, y los personajes de ficción no están lejos de fantasmas antagónicos
que se pelean en nuestras pesadillas.
En cambio, en los tratados el escritor debe ser coherente y unívoco. Por
eso el ser humano se le escapa de las manos. En la novela el personaje es
ambiguo como en la vida real, y creo que la realidad que aparece en una
gran obra de ficción participa de la verdad. ¿ Cuál es la Rusia verdadera
¿La del piadoso, sufriente y comprensivo Aliosha Karamasov ¿O la del
canalla Svidrigailov
Ni la una ni la otra. O, mejor dicho la una y la otra. El novelista, es
todos y cada uno de sus personajes con el total de las contradicciones que
ese mundo manifiesta. Porque, ¿cuál es rigurosamente la concepción del
mundo de Cervantes ¿La que aparece en Don Quijote o la que farfulla
Sancho ¿Cuáles ideas sobre el gobierno, la amistad, el amor Podemos
estar seguros de que unas y otras, que a veces pensaba como el materialista
y el descreído escudero y otras se dejaba llevar por el idealismo descabellado,
utópico del entrañable Quijote. Cuando no le sucedían ambos
pensamientos simultáneamente, en una lucha desgarradora y melancólica
en su propio corazón; ese corazón que resume la grandeza y la miseria
del hombre.
En los recónditos suburbios de su espíritu, el escritor siente agitarse
esas criaturas, en parte vislumbradas fuera de sí mismo, en parte agitadas
en su corazón, que demandan eternidad y absoluto, y reclaman ser expresados
para que alcancen el corazón de otros hombres.
Ningún personaje verdadero es un simulacro levantado con palabras.
Está construido con sangre, con ilusiones, esperanzas y ansiedades verdaderas.
Y, de alguna manera oscura sirven para que todos, en medio de
esta vida confusa, podamos encontrar un sentido a la existencia, o por lo
menos el remoto, deslumbramiento.
Si considero que el arte y la literatura en particular tienen una misión
salvadora, no es porque esté sobrevalorando el oficio al que me he visto
condenado. Sino porque la literatura en sus más altas expresiones, nos
entrega el temor, el temblor, como diría Kierkegaard del hombre y su
destino, del sentido o la futilidad de la existencia.
Por su misma indefinición, por su reserva de sentido simbólico, la
literatura como arte cobra tanta importancia en esta época de alineación
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Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • HOMINES •