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ANDRÉS VALDEZ ZEPEDA
En la elección de 1997, esta tendencia continuó, aunque con una gran
diferencia, ya que la izquierda partidista, representada por el PRD, logró
constituirse en la segunda fuerza en la Cámara de Diputados por encima
del PAN. El PRI y el PAN en su conjunto sumaron un 65 por ciento del
voto.
La religiosidad del pueblo mexicano y sus “valores conservadores” 37
son otros factores que favorecieron un partido que históricamente se le
ha identificado como respetuoso de los valores tradicionales y de la religiosidad
de los mexicanos. En sentido y a diferencia de los partidos de
izquierda, que por mucho tiempo manifestaron su ateísmo y postularon
al socialismo como la mejor ruta alternativa para México, el PAN ha
respondido más a la realidad cotidiana del mexicano, a sus aspiraciones,
que otras alternativas partidistas de la oposición.
Por otro lado, la cultura política del PAN contrasta mucho con la
existente al seno del PRI. De acuerdo con Jorge Alonso, la cultura del
PRI se caracteriza por la simulación, el autoritarismo, la demagogia y el
conformismo acrítico (Alonso, 1992). En contraste, la cultura política del
PAN tiende a ser un poco más democrática, responsable, apegada a la legalidad
y a la crítica del sistema político. Este tipo de cultura redunda en
una mayor captación de votos en su favor, principalmente los provenientes
de sectores de la población decepcionados por el incumplimiento de las
promesas de campaña de los candidatos priístas.
FACTORES ESTRUCTURALES
Dentro de los factores estructurales que han favorecido el crecimiento y
triunfo del PAN se pueden señalar principalmente tres. Primero, los cambios
en los patrones poblacionales e industriales producto del largo periodo de
estabilidad y crecimiento económico ocurridos durante las décadas de los
cincuenta, sesenta y setenta; segundo, la crisis económica que ha afectado
a México a partir de la década de los ochenta, la cual se intensificó en
diciembre de 1994, y tercero, las nuevas políticas económicas de carácter
neoliberal adoptadas por los gobiernos mexicano a partir de 1982.
México experimentó durante el periodo conocido como “milagro mexicano”
(1950-1976), un tránsito definitivo de un país rural a uno urbano
más de dos tercios de los electores mexicanos prefieren votar por el centro o
centro derecha y no por radicalismo”.
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Al respecto, véase el estudio realizado por la UNAM (1997:25) y la presidencia
de la República que señala, “la sociedad mexicana de los años noventa es
conservadora, presidencialista, reticente a las transformaciones, individualista,
creyente en un Estado inventor... rechaza a los partidos políticos con perfiles
ideológicos determinados.
• HOMINES • Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 17