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VIVENCIAS EDUCATIVAS EN PAÍSES EN DESARROLLO
a ustedes, llegado el momento del dominio propio sobre el país de
parte de los nacionales, ellos tenían (los nacionales que habían luchado
por todos estos años) primero, una gran experiencia simultáneamente
política, cultural y armada durante la práctica de la lucha. Segundo,
tenían una experiencia extraordinaria que habían desarrollado en las
áreas que iban quedando liberadas, que le llamaban área liberada o
zona liberada. Cada zona liberada pasaba inmediatamente a tener
un gobierno nacional y aprendieron allí a gobernarse; porque nadie
aprende solamente a gobernarse en las universidades; se aprende a
gobernar gobernándose; como uno aprende a andar andando, a ser
libre-liberándose, ¿no es cierto
Sobre todo, practicaron una experiencia extraordinaria en educación;
porque en cada zona liberada ellos crearon un comercio. Desarrollaron
una producción al servicio de la liberación y no al servicio de
intereses particulares y crearon una educación absolutamente nueva,
hecha por luchadores, por guerrilleros. Una educación no hecha por
profesores formados por universidades, era el proceso educativo nacido
y hecho de la práctica misma. Esta fue una experiencia muy rica que
precisa ser redactada, era la contribución a una educación que nacía
ya asociada al trabajo productivo, y era obvio que la lucha exigía esto
mismo, una educación nueva.
Pero finalmente llegaron al poder y al llegar al poder, con la expulsión
de los colonizadores, heredaron todo un aparato burocrático
de los portugueses. De repente tenían ministerios y entonces algunos
de los jóvenes que pasaron 14 años peleando en la selva de repente tenían
que ser ministros: de relaciones exteriores, ministro de educación,
ministro de agricultura. Claro, mucho de ellos tenían un alto nivel
de educación, incluso habían estudiado en universidades en Europa
y también habían peleado. Lo que pasó fue que al asumir el aparato
burocrático había que transformar las viejas oficinas de ultramar en
ministerios siguiendo el esquema del aparato burocrático portugués;
eso fue un desafío desastroso. Pero renunciar a esto era imposible.
Entonces, a menudo pensamos que una revolución se hace una noche
tomándose un “schopp” —jarrón de cerveza— y no es así, la cosa es
mucho más seria y profunda que lo que uno a veces piensa; la realidad
es diferente. Esto de un lado; de otro lado está la propia situación
del ministro nuevo con relación a su pueblo, hasta ayer por ejemplo
era un guerrillero luchando por la liberación de su pueblo, hoy estaba
viviendo en las mejores casas de la capital, que pertenecieron a
los colonizadores. Y esto tenía que ser porque sería una locura que
el liderazgo de la liberación nacional decretara que se derrumbaran
todas las casas buenas que tenían los portugueses para su uso, sería
una locura. Pero al vivir un ministro en una de estas casas y luego,
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Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • HOMINES •