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Relaciones internacionales.indb - HOMINES

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LA LUCHA EN CONTRA DEL SIGNIFICADOR TRASCENDENTE...<br />

de la vida— 21 y se galvanizó espiritualmente para exterminar1o. 22<br />

En nuestros tiempos, el concepto rankeanista o diltheynista de la historia,<br />

que aspira a presentar el pasado “wie es eigentlich gewesen” 23 ha sido<br />

criticado severamente. Y se han articulado preguntas que inquieren si la<br />

historia está constituida por “lo acontecido en el pasado” o por lo que los<br />

historiadores piensan que ocurrió. En este sentido, si se define la historia<br />

únicamente como la percepción de eventos pasados, entonces se podría pensar<br />

que toda interpretación del ayer es una crónica en la que el investigador,<br />

en la medida en que selecciona 24 caprichosamente los documentos que<br />

se consideran en el desarrollo de su narrativa, crea su propio objeto para<br />

luego describirlo como si fuese una entidad independiente de su creación; 25<br />

pero, por otro lado, si la historia estuviese constituida por todo lo que ha<br />

ocurrido en el pasado, entonces habría que conceder que un número de<br />

eventos serían “históricos” independientemente de si han sido percibidos<br />

o no. 26 Ninguna de esas visiones nos parece aceptable por completo, porque,<br />

no creemos que sea sensato hablar de historia sin percepción y/o<br />

interpretación, ya que los datos aislados no parecen tener la facultad de<br />

hablarnos por sí solos. Por otro lado, la ciencia historiográfica usualmente<br />

no se reconstruye inmediatamente, como en el caso de Eisenhower,<br />

de eventos originales, sino mediatamente, es decir, a partir de documentos<br />

que, supuestamente, al convertirse en eventos discursivos o representaciones<br />

históricas, apuntan hacia objetivaciones de la experiencia humana implícitas<br />

en monumentos, testimonios, ruinas, osamentas antiguas y otros, que<br />

los confirman o desconfirman. En adición, tampoco nos parece correcto<br />

decir, como aparentemente alegan algunos pensadores posmodernistas,<br />

que lo acontecido en el pasado se reduce a lo que, hasta la fecha, hemos<br />

percibido o interpretado sin que haya significadores trascendentes que validen<br />

una interpretación más que otra. Esta última posición, en nuestra opinión,<br />

elimina la posibilidad de que los documentos hagan referencia a los eventos<br />

que pretenden reconstruir y dificulta, como ha dicho Saul Friedländer, 27<br />

el establecimiento de alguna realidad estable más allá de la polisemia de<br />

los constructos lingüísticos de los teorizantes.<br />

21<br />

Lifton, p. 21.<br />

22<br />

Stephen L. Aschheim, Culture and Catastrophe, New York: New York University<br />

Press, 1996, p. 124.<br />

23<br />

Shermer y Grobman, p. 22.<br />

24<br />

Frederick A. Olafson, “Human Action and Historical Explanation”, New Essays<br />

in Phenomenology, Chicago: Quadrangle, 1969, p. 365.<br />

25<br />

Shermer y Grobman, p. 21.<br />

26<br />

Ídem.<br />

27<br />

Saul Friedländer, Probing the Limits of Representation: Nazism and the Final<br />

Solution, Cambridge: Harvard University Press, 1992, pp. 4-5.<br />

236<br />

Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • <strong>HOMINES</strong> •

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