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Relaciones internacionales.indb - HOMINES

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VIVENCIAS EDUCATIVAS EN PAÍSES EN DESARROLLO<br />

ventaja yo la tenía cuando fui, pero yo estaba absolutamente seguro que<br />

no podría aprovechar esta positividad que yo tenía y sobreestimarla. Tendría<br />

que aprender la cultura africana del país donde yo iba de invitado,<br />

yo no podría comportarme en Guinea, Angola, Santomé y en Cabo Verde<br />

como un experto neutro, que baja del avión con un maletín 7” x 7” y que<br />

trae dentro de su maletín el informe que debería de escribir después de<br />

terminada la misión. No, yo no podría hacer esto, yo tendría que buscar<br />

una comprensión de la realidad histórica, social, etc., donde yo, como<br />

educador, iba a trabajar.<br />

Me parece que es el primer punto que debe ser subrayado; aparentemente<br />

es obvio, pero de hecho no siempre es tan obvio. Significa que habría una<br />

convicción teórica de mi parte que yo pretendía practicar en busca<br />

de mi permanente coherencia que era la siguiente: las experiencias<br />

pueden y deben ser siempre rehechas, reinventadas, recreadas, pero<br />

no transplantadas; entonces significaba que la larga experiencia que<br />

yo había tenido en mi país era absolutamente válida, indudablemente,<br />

pero yo no podría, aun siendo válida, simplemente traerla conmigo<br />

para entregarla de regalo a los africanos. Esto sería entonces, una forma<br />

de invadir culturalmente el país y mi objetivo no era el de invadir,<br />

sino el de ayudar, con un mínimo de contribución a un pueblo que<br />

estaba en proceso de su propia liberación después de haber expulsado<br />

a los colonialistas. Yo estaba muy seguro de esto y muy convencido de<br />

que al conversar con los educadores nacionales en cualquiera de estos<br />

países; con el ministro de educación, con el ministro de planificación,<br />

de agricultura, por ejemplo, que mi propio lenguaje tendría que ser<br />

un lenguaje, de quien pregunta y se pregunta y no de quien dogmáticamente<br />

afirma. Entonces, yo interrogaba mucho a los nacionales y<br />

obviamente que yo también decía cosas, porque no había forma como<br />

esconder las cosas que yo había hecho antes. Yo decía, mira yo hice tal<br />

cosa en Brasil y funcionó bien, pero las circunstancias eran tales que<br />

no son las actuales aquí, ¿Qué piensas tú de esto Así podía el nacional<br />

reflexionar sobre esto y también probar. Este es un relato que me<br />

gustaría dejar claro, y es que mi presencia jamás fue meramente una<br />

presencia, en primer lugar yo fui como invitado, y no fui como turista,<br />

nunca soy turista. Es una cosa interesante, yo creo que es bueno, pero<br />

yo no puedo. He viajado por 80 ó 100 países del mundo, pero nunca<br />

como turista, siempre trabajando, siempre invitado: y no podría ir si<br />

no me invitaran. ¡Yo no podría bajar y decir: “Paulo Freire llegó”!<br />

Sería una falta de modestia tremenda. Como invitado iba y discutía,<br />

etc., trabajaba; este es un punto.<br />

El otro punto que me impresionaba mucho y de cuyo análisis<br />

también aprendí un montón de cosas y tal vez pare en este punto, que<br />

es de una riqueza tan grande que tal vez sea suficiente para empezar<br />

170<br />

Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • <strong>HOMINES</strong> •

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