Relaciones internacionales.indb - HOMINES

PRIMERA LECCIÓN 1982
entender a ustedes la urgente necesidad de una educación completa, integradora.
Todos poseemos algunos centenares de gramos de materia encefálica,
de algo que llamamos cerebro. Este cerebro irremplazable es
susceptible de desarrollo y, sin duda, puede desarrollarse por medio de
la educación a fin de que el hombre no sea menos que lo que quiso el
buen Dios. Esta educación, sin embargo, debe superar con mucho la que
hoy ofrecemos. Debe ser —insistimos aun a riesgo de parecer machacones—
una educación abarcadora de la naturaleza del hombre: alma y
espíritu, mente y cuerpo físico, ente de razón y de emoción, individuo y
persona social.
En esta tarea, tan difícil pero tan encariñadora, de enseñar a aprender
y aprender a enseñar, ¿qué cosas deben unirnos Entre otras, las siguientes:
devoción profunda de los padres para que sus hijos aprendan y se desarrollen,
no sólo durante la educación formal, sino durante todo el curso de
su vida. (Lincoln dijo en cierta ocasión que no sentía mayor respeto por
la persona que hoy no supiera más de ayer y mañana más que hoy); el
goce intelectual y espiritual del alumno cuando, en su aprendizaje, realiza
un descubrimiento, o ve la luz al final del túnel de una incógnita que le
preocupa; el placer inestimable del maestro cuando en su noble oficio abre
una mente, adiestra una mano o toca un alma; y, finalmente, la búsqueda
solitaria e insaciable de la verdad por el académico.
Y con esto termino, en la esperanza de que esta lección primera en
este recinto que hoy abre sus puertas a nuestra juventud, lección sobre
la naturaleza y propósito y urgencia de la enseñanza que deseamos para
nuestro pueblo haya logrado, por lo menos, apuntar hacia la senda por la
que todos debemos caminar con paso firme y voluntad serena.
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Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • HOMINES •