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“LA CASA DE MIS MUÑECAS” Y “NICHO Y ATADURAS”
femeninos, también unidos en la serie “Cadeneta” de 1998.
Una de mis más recientes obras, “Casa de Muñecas”, 2002, resume,
tal vez mejor que mil palabras, la identificación y el cariño que me une
a esa tribu de muñecas que vive conmigo en la casa de mi espíritu y que
guarda la memoria y la conciencia de la mujer que soy.
2.0 NICHOS Y ATADURAS 2
Esta muestra nació hace poco más de dos años. Recién terminaba la
serie de “los torsos”, como les llamo cariñosamente. Al realizarla, sentí
que crecí como grabadora y que se había cuajado un andamiaje conceptual
que respondía a una cadeneta de experiencias, visiones y meditaciones.
El proceso de crear 31 imágenes diferentes, partiendo del mismo cuerpo,
en este caso el propio, fue fructífero por demás: dejó un saldo de varias
pruebas de artista alborotadas por los vientos de la experimentación. Una
mirada retrospectiva por éstas y tantas otras imágenes impresas a través
de los años despertó mi espíritu aventurero, y emprendí un viaje sin salir
de mi taller. Solté la cuchilla fina y levanté las tijeras. Deshojé platanales,
cercené lunas y estrellas de sus cielos, perforé el papel fiel para luego
amarrarlo, erigí columnas de senos, vientres y muslos con sabor a tierra
y olor a mar.
Hilvané una isla, sentada frente a mi telar, mientras mi pueblo despertaba
con el bombazo que mató a David. Seguí hilvanando a mi isla, a la
grande, a la nena, al archipiélago boricua, mientras se rescataban las playas
violadas y se ensayaba la paz. Sigo hilvanando a mi isla, aunque la guerra
nos embista en tiempos de paz, porque ya no estamos de rodillas.
Fragmentando y re-uniendo toda una historia visual, contrarresto el
dolor profundo que empieza en la casa propia y se magnífica en Nuestra
Casa, con jardines poblados de corazones y coronados con soles. Es importante,
vital, no sucumbir, y la línea es frágil. Un día llegó, a la Sala de
Arte que compartía con el padre de mis hijos, una hermana artista cubana:
Belquis Ayón. Ella quería saludarlo, se habían conocido en la Habana,
en ocasión de la Bienal. Yo ya conocía su maravillosa obra y la vida nos
regaló una tarde de complicidad donde dos mujeres caribeñas desnudaron
sus almas y compartieron como si se hubiesen conocido de siempre. Unos
meses después, me hizo llegar una tarjeta que ella misma hizo, una convocatoria
a una trienal de grabado japonesa y un catálogo de una de sus
exposiciones. Luego me llegó la noticia: Belquis había dispuesto de su vida.
No podía creerlo, ella era como yo, yo era como ella... Busqué su tarjeta
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En saludo a la XIII Bienal de San Juan del Grabado Latinoamericano y del
Caribe, Museo de Las Américas, Cuartel de Ballajá, Viejo San Juan, Puerto
Rico, 4 de septiembre de 2001.
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Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • HOMINES •