Relaciones internacionales.indb - HOMINES

LUIS A. OTERO
valores, las normas y la capacidad de subordinar los intereses individuales
a los del pueblo. De esta subordinación y repartido de valores se desarrolló
una confianza entre los miembros de la comunidad (Fukuyama, 1995).
A lo que podemos añadir, que es necesario que los ciudadanos de un
país obedezcan las leyes aunque la policía no esté presente como regulador,
ya que de lo contrario el gasto en protección se le resta a otro renglón
de mayor importancia, tal como la educación. Puerto Rico es uno de los
países más violentos del hemisferio, saliendo además como la capital del
crimen del mundo según la portada del Periódico El Nuevo Día del 30
de diciembre de 1996. San Juan tiene la tasa de asesinatos per cápita más
alta de los Estados Unidos. El doble de Washington, Filadelfia, Detroit y
Atlanta, según cifras del FBI. 6 De 1980 al 1990 la criminalidad en Puerto
Rico aumentó 40% comparado con un 9% el los Estados Unidos. En Puerto
Rico hay más de 20,000 guardias de seguridad privados debido al miedo
y desconfianza de los ciudadanos. 7 Tenemos más guardias privados que
abogados y médicos juntos. Esto ha hecho que Puerto Rico haya sufrido
cambios drásticos en cuanto a la asociación de sus habitantes. Años atrás
nos sentábamos en los balcones o en las plazas a compartir con vecinos
o compueblanos, ahora nos encerramos en nuestros fortines de concreto
con rejas, alarmas, con miedo al prójimo y con acceso controlado porque
no tenemos confianza. 8 Este descenso en nuestra confianza es evidente en
otros sectores de nuestra sociedad como lo son la participación en organizaciones
cívicas, el aumento en los litigios y el egoísmo personal, tan
evidente en nuestras autopistas.
Hay quienes argumentan que el gobierno tiene la misión de legislar
para aumentar o disminuir el capital social, sin embargo es un hecho que
la mejor forma de aumentar el capital social es mediante una estructura
social sólida fomentada en el desarrollo de buenos hábitos, costumbres y
valores que mejoran el colectivo. El gobierno puede legislar para controlar
los ruidos innecesarios, sin embargo está de parte del individuo el no tocar
la bocina del carro o sonar descomunalmente la misma sin importarle las
consecuencias que esto tenga hacia otros.
Casos vividos de éstos se pueden observar a diario en las inmediaciones
de hospitales, escuelas, universidades y áreas residenciales por donde
una gran cantidad de conductores transitan a altas velocidades, en contra
del tránsito, con sistemas de escapes defectuosos contaminando el
ambiente con monóxido de carbono, que desmesuradamente utilizan las
bocinas y alarmas de sus vehículos a los que no les importa los efectos
adversos al medio ambiente y eventualmente a todos. El gobierno produjo
6
El Nuevo Día del 16 de agosto de 1991.
7
El Nuevo Día del 18 de abril de 1992.
8
El Nuevo Día del 6 de marzo de 1992.
• HOMINES • Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 33