Relaciones internacionales.indb - HOMINES

WALTER MURRAY CESTERO
manipular la contingencia de las proposiciones fácticas exitosamente en
un sentido psicológico. Dicho de otro modo, como el tejido de los hechos
no posee la necesidad interna de, por ejemplo, los axiomas matemáticos,
dicho tejido podría ser según el mentiroso alega que es; peor aún, según
Arendt, a veces el cuento del mentiroso resulta ser más plausible, más
cónsono con la razón, que la propia realidad. 9l
Por otro lado, ella dice que, a pesar de que en circunstancias normales
el mentiroso es derrotado por la “inmensidad de la factualidad” (the
immensity of factuality) 92 —la misma que el posmodernismo pretende
negar— los historiadores saben cuán frágil es “el tejido de los hechos”
(texture of facts) 93 en que vivimos. En este sentido, dice Arendt, los hechos
siempre corren el peligro de ser “perforados por mentiras individuales” o
pueden ser destruidos por “la falsedad organizada de grupos, naciones o
clases, o negados y tergiversados cuidadosamente ocultos tras infinidad de
mentiras, o simplemente dejados caer en el olvido”. 94
Según hemos dicho ya, en lo que atañe a la elaboración de hipótesis,
opinamos que no hay diferencias entre el científico, social o natural, y el
historiador. Ambos aspiran a formular suposiciones sujetas a la confirmación
o al error y dichas concepciones son falseables en la medida en que
los teorizantes las exponen a lo que Arendt denomina la “inmensidad de
la factualidad”. 95 Esta “inmensidad de la factualidad” es lo que nosotros
denominamos el significador trascendente, el mismo al cual Kant alude al
referirse al ámbito fenoménico, en Crítica de la razón pura, cuando dice en
la Introducción (B1): “Todo nuestro conocimiento (Erkenntnis) comienza
con la experiencia ...”
En el caso del conocimiento histórico, este referente, por haber existido
en su actualidad en épocas pasadas, se presta a interpretaciones falsificadoras,
conscientes o inconscientes, por parte del investigador en la
medida en que su significador trascendente, por necesidad, en el mejor de los
casos, resulta ser un “texto reconstruido”. Ahora bien, un “texto reconstruido”
—aunque resulte ser un objeto intrapsíquico— hace referencia a
algo contrapuesto allende sí, con lo cual el intérprete establece un diálogo
que persigue determinar empíricamente la validez de las interpretaciones
contendientes.
Aun en períodos históricos recientes, como ha dicho Arendt, pensando
en los Pentagon Papers y en la Guerra de Viet Nam, los textos originales o
los “reconstruidos”, que se basan, como decía Whewell, en una convergencia
91
Ídem.
92
Ibíd., p. 7.
93
Ibíd., p. 6.
94
Ídem.
95
Ibíd., p. 7.
• HOMINES • Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 249