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LA TEORÍA DE LA ARGUMENTACIÓN Y LA RETÓRICA
LOS ELEMENTOS DE LA ARGUMENTACIÓN:
La exploración y análisis de un tema deben proporcionarnos los materiales
útiles para hacer que nuestro mensaje sea eficaz, es decir, para convencer
y persuadir a un auditorio sobre la validez de nuestra proposición.
Los materiales básicos para dar contenido al discurso son los hechos, las
verdades científicas y las presunciones, las opiniones de autoridad, las leyes
y los principios o valores.
Los hechos son fundamentales en el debate: Así lo testimonian las expresiones
“hechos y no palabras”; “los hechos valen más que mil palabras”
y el adagio forense: “dejemos que las cosas hablen por sí mismas”. Hechos
son los “datos concretos y empíricamente comprobados”; i.e., todo lo que
se refiere a lo real y se caracteriza por una búsqueda de validez con miras
al auditorio universal. Se vincula con una realidad objetiva, intersubjetiva,
un género de datos cuya percepción es común en una colectividad. La elección
misma de los hechos y su formulación, sin embargo, no está exenta
de valor argumentativo; se trata, en cambio, de una disposición de los
elementos que constituye el primer paso para la persuasión (Recordemos a
Nietzsche, cuando decía que no hay “hechos” sino sólo “interpretaciones
de los hechos”).
En tanto, denominamos verdades a sistemas más complejos y extensos,
relativos a enlaces entre los hechos conocidos e inferencias que se obtienen
o estructuran a partir de una metodología científica. Se puede citar una
teoría o verdad científica como evidencia, asumiendo que las conclusiones
de ciertos estudios basados en metodologías científicas sirven como
respaldo suficiente para una afirmación o premisa. En todo caso, el razonamiento
sale del ámbito de acuerdo intersubjetivo que conferimos a la
verdad científica: Lo que se formula como verdad está basado tanto en los
resultados como en los supuestos y calidad —o limitaciones— del método
usado; por tanto, conviene siempre examinar la validez de la extrapolación,
de esa verdad, al caso en debate.
Aludimos por presunciones a un acuerdo general sobre una proposición,
cuya probabilidad no es cuantificable; en este caso, la adhesión del
grupo se basa en la verosimilitud. En materia de presunción, la primera
es aquella que se ubica en el rango de la normalidad del comportamiento:
La idea de lo normal puede ser un mínimo (tolerable), un máximo (permitido),
una media o una moda; pero siempre tiene que ver con lo que es
habitual en un grupo de referencia. En la argumentación, probablemente se
enfrentarán diferentes concepciones del grupo de referencia: puede ser un
grupo real que se comporta de cierta manera; puede ser la opinión común;
o el parecer de los que se consideran portavoces de esa opinión común,
puede ser “lo que haría una persona media, razonable y prudente”. Este
es un recurso que se utiliza para apelar a un objeto de acuerdo distinto de
lo real: lo preferible, y permite aplicar un modelo clásico de connotación,
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Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • HOMINES •