Relaciones internacionales.indb - HOMINES

PRIMERA LECCIÓN 1982
suma, más hombre. De ahí que si se pudiese lograr que buen número de
individuos siguiera un adiestramiento humanístico de buena ley, entre éstos
especialmente, los dirigentes de la sociedad en sus varios órdenes, tendríamos
una mejor vida, una mejor civilización. Y se resolverían muchas de
los problemas que hoy nos aquejan.
Y ahora, considerando la experiencia educativa como algo que debemos
racionalizar, permítaseme presentar unos ejemplos sobre los cuales
acaso haga más adelante unas preguntas. Hélos aquí:
1. Un trozo musical clásico del violinista y compositor italiano Antonio
Vivaldi, quien compuso música religiosa de notable emoción
y profundidad; o
2. Dos estrofas del poeta español Gustavo Adolfo Becquer;
3. Un párrafo del Quijote;
4. Un párrafo histórico;
5. Un cuadro de Leonardo Da Vinci —por ejemplo, la famosa Gioconda
o Mona Lisa, la de la enigmática sonrisa y las manos de
incomparable belleza...
Y ahora, he aquí las preguntas que me proponía hacerle sobre ejemplos
presentados arriba: ¿Debemos conocer estas cosas ¿Por qué ¿Sirven para
algo Todas estas cosas, música, poesía, literatura, historia, pintura y
otras tantas que podrían presentarse forman la cantera del material con que
trabajan las humanidades. Su estudio constituye lo que algunos consideran
un aprendizaje “no práctico”, una especie de lujo que no prepara para la
vida ni sirve para nada... ¡Cuán errados están! Piensen ustedes, por favor,
en lo que sería este mundo que habitamos si de súbito desaparecieran todas
esas cosas: la poesía, la pintura, la literatura, la música, la historia... Y
con ellas, naturalmente, desaparecería la sensibilidad estética, el culto de
lo bello, la emoción creadora, el goce espiritual, el anhelo y esfuerzo de
superación...
Sin estas cosas no sería posible una educación humanística. El hombre
estaría incompleto, sería un cuasi-hombre; un ser mutilado, sin capacidad
para soñar y para imaginar, sin incitación para crear. Cada vez se ve con
mayor claridad que la buena docencia debe fomentar la integración de la
persona humana en sus capacidades físicas, intelectuales, emocionales y
espirituales.
Cabe considerar las humanidades como una educación general o redondeada
que en una forma amplia, sencilla aunque no superficial, sea un
adiestramiento común para todos los ciudadanos. Considerará al hombre
como un ente de materia y espíritu, dotado de razón, como un animal, el
más evolucionado en la escala de la creación. Y lo considerará, además,
como el animal político que dijera Aristóteles, el habitante de la polis que
vive en relación y trato con el prójimo (el próximo) y con agrupaciones
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Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • HOMINES •