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ha sido aceptada para firmar esta carta. Hasta el presente la han firmado
poco más de 500 universidades de todo el mundo. En la actualidad varias
universidades de Estados Unidos, Centro y Sudamérica se han unido y han
estampado su firma en este magno documento que unifica la educación
superior, ya no sólo en Europa, sino en el mundo. En el 1988, al cumplirse
los 900 años de fundada, 430 rectores provenientes de las más importantes
universidades de Europa se reunieron en la Alma Mater Studiorum,
la Universidad de Bologna, la más antigua del mundo, para firmar este
documento histórico en anticipación al surgimiento de lo que hoy conocemos
como la Unión Europea y a los asuntos apremiantes que este nuevo
orden plantea. “La Magna Carta es un documento sencillo que reafirma
los mismos principios y fundamentos de la Universidad desde hace 900
años atrás. Es una reafirmación de los elementos que definen la razón de
ser de las universidades. Estipula tres principios básicos: la autonomía
universitaria, la libertad de cátedra e investigación y el apoyo constante a
la relación entre la enseñanza y la investigación”, explicó Fernós.
Según la Magna Carta, las Universidades firmantes tienen como convicción
que el porvenir de la humanidad depende en gran medida del desarrollo
cultural, científico y técnico, que se forja en los centros de cultura,
de conocimiento y de investigación en que se han convertido las auténticas
universidades; que la tarea de difusión de los conocimientos que la universidad
ha de asumir respecto a las nuevas generaciones, implica que se dirija
también a la sociedad cuyo porvenir cultural, social y económico exige
una formación permanente; que la universidad debe asegurar a las futuras
generaciones la educación y la formación necesarias que contribuyan al
respeto de los grandes equilibrios del entorno natural y de la vida.
“Cuando una universidad tiene libertad de cátedra y autonomía significa
que está libre de que cualquier fuerza interna o externa la limite
en la investigación y en la enseñanza. Esto implica una exigencia de que
los trabajos de investigación se hagan con miras hacia la enseñanza y la
enseñanza se dirija hacia la investigación. Las universidades tienen la tarea
de crear ese balance”, continuó explicando el Presidente de la Universidad
Interamericana.
Para que una universidad sea escogida para firmar la Magna Carta
tiene que solicitarlo, pero quien en última instancia decide quién puede
firmar es el Observatorio de la Magna Carta que tiene a su encargo velar
que los firmantes observen los postulados de la carta. Por tal razón, las
universidades que solicitan tienen que tener el respaldo y el endoso de tres
universidades que ya hayan firmado. En el caso de la Universidad Interamericana,
las universidades que endosaron la solicitud son las siguientes:
Universidad de Oxford, en Inglaterra, Universidad de Salamanca y Universidad
Complutense de España, Universidad de Guadalajara, en México
y la Universidad de Belgrano, en Argentina.
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