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VULNERABILIDAD Y RESILIENCIA ANTE LAS AMENAZAS COSTERAS...
problemas comunitarios les ha provisto de herramientas para maximizar
su capital social identificando ayuda externa. Sin embargo, si no se transforma
la ayuda externa en oportunidades permanentes resultaría en una
mayor dependencia, en debilidad de su capital social. Los datos revelan
que el patrón de vulnerabilidad persiste en ambas comunidades, aunque
en diferentes grados.
Las cifras para Miñi-Miñi son aún más bajas en términos del número
de familias que solicitaron ayuda a familiares, vecinos, autoridades locales
y federales y a organizaciones sociales. Sólo un 10% solicitó ayuda a familiares
en las tres ocasiones, 5% a vecinos, menos de 5% a las autoridades
locales y federales y 7% a las instituciones sociales. El patrón fue constante
para las tres experiencias con ninguna excepción. Los niveles de impacto
sufridos por Miñi-Miñi después de cada huracán demuestran una debilidad
en su capital social, de sus instituciones sociales para manejar los impactos
de amenazas costeras.
ESTRATEGIAS DE MANEJO Y RESPUESTAS
Los residentes de Miñi-Miñi y Piñones respondieron a los huracanes
tratando de minimizar sus impactos y maximizando sus activos más importantes.
Cambios estructurales temporeros a la vivienda consistieron,
en ambas comunidades, primordialmente de refuerzos en las ventanas y
puertas (80-85% respectivamente), con menos atención a la protección de
paredes y techos (40-45%). Muy pocos consideraron cambios permanentes
tales como mejorar la estructura completa de la vivienda, elevar la vivienda
o mudarse a un lugar menos susceptible.
El modo más efectivo de minimizar los posibles efectos de una amenaza
costera es mediante la obtención de un seguro. En estas comunidades,
sin embargo, los residentes optaron por medidas menos onerosas. Las
razones para esta decisión, de acuerdo a los entrevistados, son el costo de
las pólizas de seguro, y consideraban la localización de sus casas bastante
segura. Sólo uno de los 108 entrevistados había adquirido una póliza de
seguro contra huracanes y ninguno pólizas contra inundaciones. Después
del huracán Georges, el pago a la prima de seguro contra huracanes se
comenzó a descontar de la asistencia provista por FEMA. Ante esa cobertura
mandataria, los individuos están más reacios a adoptar otras medidas
de mitigación o la adquisición voluntaria de una prima de seguro. Estos
datos apoyan los hallazgos de Palm (1996) que revelan que a pesar de la
frecuencia de huracanes en la isla, los dueños de viviendas en pocas ocasiones
toman medidas de mitigación para proteger sus hogares.
Al responder mínimamente al problema, el residente puede mantener
en reserva sus activos para utilizarlos en la solución de otros problemas u
otros aspectos de la situación de crisis. (Morren 1997). Se observó como
horas antes de que azotara el huracán Georges los residentes esperaron
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Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • HOMINES •