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LA TEORÍA DE LA ARGUMENTACIÓN Y LA RETÓRICA
D) ¿Es la propuesta conveniente Este tema parece paradójico, ya que
una propuesta que resuelve el problema debiera ser conveniente
por definición. Sin embargo, puede haber otras consideraciones
involucradas si es que se acepta el cambio propuesto. Los beneficios
no debieran causar efectos colaterales significativos. Si “el remedio
fuera peor que la enfermedad”, entonces el juez no aceptará la
propuesta.
La habilidad para argumentar en contra de una proposición es fundamental
para una buena toma de decisiones; así, ayuda a evitar errores, tales
como dejarnos persuadir por el cambio debido a sus bondades superficiales.
Hoy, por la cantidad de información disponible, es factible encontrar
hechos y razones que justifiquen cualquier proposición; la verdadera prueba
para un buen argumento es hacer frente a la más dura refutación.
La refutación consiste, básicamente, en objetar y contra-argumentar.
La objeción puede hacerse de diversas formas: Señalando la falta de evidencia
en partes de un argumento o del caso; atacando la debilidad de la
evidencia presentada (falta de exactitud, objetividad, credibilidad o experiencia,
etc.); cuestionando la validez de un razonamiento desde el punto
de vista lógico (falacias), o bien, criticando los supuestos que sostienen el
argumento contrario, o la falta de conexión entre la evidencia presentada
y la resolución. Contra argumentar es introducir un nuevo argumento con
el objeto de apoyar una conclusión lógicamente incompatible con la que
resulta del argumento refutado. Un contra argumento constituye una buena
refutación cuando las pruebas y razonamientos en que se apoya son más
convincentes que aquellos en que se apoya la proposición contraria.
En suma, la aceptabilidad de una conclusión depende de la verdad/
verosimilitud de las premisas; la pertinencia de una argumento estriba en
su relación con el tema; la relevancia de una proposición descansa en sus
ventajas frente al caso contrario y, en definitiva, la suficiencia para probar
—la respuesta al ¿Cuándo un argumento es mejor que otro— radica fundamentalmente
en la adhesión que es capaz de despertar en la Audiencia.
La argumentación no es sólo un asunto de validez lógica.
A MODO DE CONCLUSIÓN:
Siguiendo a Mill, las personas pueden querer mejorar a otros, mediante
la convicción o persuasión, pero no por la imposición. Todo acto de gobierno,
que es coacción colectiva, implica cierta pretensión de infalibilidad;
la libertad de contradecir y justificar una opinión es la condición para
obtener una presunción de verdad y, consecuentemente, para la legitimidad
de la acción.
Los beneficios de la discusión llegan, no a los apasionados partidarios,
sino al hombre y mujer medios, a la comunidad. Como seres falibles
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Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • HOMINES •