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Relaciones internacionales.indb - HOMINES

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LECCIÓN MAGISTRAL DE LA HONORABLE MIRIAM NAVEIRA...<br />

representan el razonamiento colectivo de la mayoría.<br />

En casos complicados o de gran impacto público, el proceso de colegiación<br />

y, por ende, el producto final puede conllevar varios meses de arduas<br />

discusiones tratando de acomodar los diversos criterios. Es este debatir de<br />

ideas el que hace que el Tribunal responda con mayor efectividad a las<br />

necesidades del pueblo. El pensar y razonar toma tiempo, no podemos<br />

menospreciar la importancia de este proceso. Con el conocimiento que<br />

produce el ser parte integral de un sistema, es que he venido a entender<br />

por qué algunas opiniones se quedan cortas, o sea, no resuelven lo que<br />

podría considerarse son la totalidad de los planteamientos, mientras otras<br />

incursionan en áreas totalmente innecesarias.<br />

Para el beneficio de los que no son abogados quisiera traer a su atención<br />

el hecho de que el Tribunal Supremo, al ser un tribunal apelativo es<br />

un tribunal de papeles. Todo lo decidimos a base del récord. Nunca vemos<br />

a las partes, ni oímos a los testigos. En casos criminales no conocemos ni<br />

a la víctima ni al victimario, en los de familia, como lo son los de custodia<br />

o alimentos, no podemos aquilatar la angustia que puede estar reflejada en<br />

la mirada del padre o la madre que está batallando por retener la custodia<br />

de un hijo, o el miedo retratado en la carita de un niño. Para todas estas<br />

cosas tenemos que confiar en el foro de instancia, en las determinaciones<br />

de hecho que éste hizo. Las vistas orales que celebramos en el Tribunal<br />

Supremo son argumentativas. Esto quiere decir que vemos y oímos a los<br />

abogados, no a las partes.<br />

Sobre este particular les contaré un incidente tragicómico que ocurrió<br />

durante una Sala de Verano. Nos tocó resolver una moción en auxilio de<br />

jurisdicción en la cual el acusado estaba solicitando se le dejara en libertad<br />

mientras se veía su apelación. Había sido convicto de violencia doméstica.<br />

Luego de una larga y ardua discusión, nos dividimos dos a uno. Y, como<br />

se podrán imaginar, ellos dos en un lado y yo en el otro. Para finalizar la<br />

discusión, utilizando mi último cartucho les dije con voz sombría: “cuando<br />

aparezca el retrato de esta joven asesinada por su ex-amante en la portada<br />

de El Vocero, ustedes van a tener la culpa”. No me hicieron caso y el acusado<br />

fue puesto en libertad. Me quedé preocupada de la falta de efectividad<br />

de mis argumentos y de lo insensibles que me parecieron mis compañeros<br />

hasta que me enteré, al final del verano, que ellos llegaban todos los días<br />

tempranito a buscar El Vocero preocupados de que mis predicciones se<br />

hubieran convertido en realidad.<br />

Son los casos criminales y de familia los que usualmente nos producen<br />

más angustia, los que a veces en el silencio de la noche no nos permiten<br />

conciliar el sueño. Los que continuamente nos traen a la mente la interrogante<br />

de si ¿decidimos correctamente o no Nos azota la duda de si aun<br />

habiendo resuelto correctamente en Derecho, no hemos podido evitar una<br />

tragedia humana.<br />

146<br />

Vol. XX, Núm. x - xxxxx de 2005 • <strong>HOMINES</strong> •

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