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Estado y Educación. Luis B. Prieto F..pdf - concursoscultca

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niente planificación y una racional administración de los recursos, tanto<br />

humanos como materiales. No obstante, los estudios y análisis realizados en<br />

la región demuestran que hay desperdicio de esos recursos que se manifiesta<br />

en servicios ineficientes, duplicación de funciones, inapropiada asignación<br />

presupuestaria para unos servicios y superabundancia para otros, desproporcionado<br />

rendimiento. En fin, desajustes que se expresan en mal uso<br />

del dinero y de las técnicas, comprometiendo así el éxito de una grande y<br />

provechosa empresa popular.<br />

Educadores y políticos de América están contestes en reconocer la<br />

importancia de una buena administración de los servicios educativos, pero<br />

no debe olvidarse que éstos forman parte de un todo, en el cual las prácticas<br />

burocráticas y las fórmulas tradicionales nulifican esfuerzos y comprometen<br />

el éxito de las grandes tareas sociales, políticas, económicas y culturales<br />

encomendadas al <strong>Estado</strong>, gran administrador de los servicios públicos. No<br />

puede pedirse una buena administración educativa dentro de una administración<br />

general deficiente, mala, atrasada, porque en ésta se generan las<br />

directrices políticas y por sus canales circulan las grandes decisiones que el<br />

sistema educativo debe cumplir, porque es solidario de los objetivos que<br />

persigue el <strong>Estado</strong>.<br />

No es suficiente que la Constitución y las Leyes consignen hermosos<br />

objetivos para la educación, ni que éstos se propalen desde conferencias<br />

internacionales. Las leyes y los preceptos cargados de buenas normas de<br />

conducta no suelen ser eficazmente aplicados. Son hombres con espíritu<br />

abierto y capacidad técnicamente conducida los que pueden infundir espíritu<br />

aun a las leyes deficientes. Por ello se dice que el maestro es la escuela. Es<br />

su medida y su responsabilidad las que imponen el ritmo y fomentan las<br />

prácticas renovadoras. Buenos maestros, buenos administradores, hacen la<br />

educación a la altura de las aspiraciones de los pueblos y de acuerdo con los<br />

requerimientos y necesidades de nuestra época. Sin embargo, el sicólogo<br />

norteamericano Georges Skinner, con cierto tono de desconfianza dijo: “la<br />

educación es demasiado seria para dejarla solamente en manos de los educadores”.<br />

Ya durante la Primera Guerra Mundial el gran dirigente francés<br />

Georges Clemenceau había dicho que “la guerra es un asunto demasiado<br />

LUIS BELTRÁN PRIETO FIGUEROA 175

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