Estado y Educación. Luis B. Prieto F..pdf - concursoscultca
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monopolizadas por el escolasticismo formalista, muchos de los grandes<br />
descubrimientos, los progresos de la filosofía, de las artes, fueron casi siempre<br />
producto del espíritu extrauniversitario de entonces. Pero este espíritu<br />
iba presionando para crear nuevas formas de comprender el problema del<br />
hombre, a lo cual no podía cerrar sus puertas indefinidamente la universidad.<br />
Esto obedece, como afirma Julián Marías, a que “la universidad requiere,<br />
para funcionar bien y con normalidad estar fundada en un sólido, compacto<br />
sistema de vigencias; cuando éstas fallan, la vida intelectual tiene que<br />
buscar formas más tenues, menos seguras, pero más flexibles y con menos<br />
obra muerta, más capaces de eludir los riesgos y de inventar en cada hora su<br />
perfil” 6 . Aun cuando la universidad lo pretendió no pudo escapar, y no puede<br />
hacerlo ahora, a las influencias del tiempo y el ambiente.<br />
Esa es la causa por la cual la Revolución Francesa, que la puso de lado<br />
como representante del antiguo régimen, por fin la acoge y el espíritu cesáreo<br />
de Napoleón Bonaparte la convierte en una superestructura cultural y<br />
educativa, encargada de la rectoría y administración de la educación francesa<br />
de todos los niveles.<br />
En la actualidad, el industrialismo y las preocupaciones sociales, que<br />
son un signo de la época, intentan poner sobre los hombros de la universidad<br />
la responsabilidad de formar a un hombre técnicamente entrenado,<br />
que funcione con su tiempo, eficaz y lúcido, capaz de comprender e interpretar<br />
las variadas y contrapuestas maneras del hacer contemporáneo.<br />
Este propósito del industrialismo no es desinteresado. El técnico que<br />
requiere ha de poner por encima de cualquier otra consideración los intereses<br />
que se le confían, olvidándose de la colectividad, del hombre y sus preocupaciones,<br />
cuando éstas interfieren el afán de lucro y el propósito de poner<br />
al servicio del consumo de la variedad de cosas que se producen, la capacidad<br />
de decisión del ciudadano.<br />
El técnico así formado se olvida o minimiza el sentido humano para<br />
servir eficazmente los designios del industrialismo, en el cual, si una orientación<br />
adecuada no lo guía, llegaría a ser como un engranaje de una máquina.<br />
6. Julián Marías: “La Universidad, realidad problemática” en La Universidad del siglo XX,<br />
pág. 321. Universidad de San Marcos, Lima, 1951.<br />
LUIS BELTRÁN PRIETO FIGUEROA 215